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Los mineros británicos votan en Sheffield por la continuación de la huelga

Los delegados del sindicato minero británico reunidos en la ciudad de Sheffield decidieron ayer rechazar la última oferta de la Empresa Nacional del Carbón (NCB) y continuar la huelga, que llega ya a su semana numero 22, informa Reuter. El presidente del sindicato minero National Union Minerworkers (NUM), Arthur Scargill, declaró a la salida de la reunión que "esta huelga es tan sólida hoy como lo era el día en que se inició".

Delegados de tres cuencas carboniferas que no han apoyado la huelga -Nottinghainshire, South Derbyshire y Leicestershire- boicotearon la reunión de delegados de ayer. Scargill aseguró que no tenía ni idea de cuándo podrían reanudarse las conversaciones con el presidente de la NCB, lan Macgregor, para quien el plan rechazado por los mineros era "la última oferta a los huelguistas". Cerca de las tres cuartas partes de los 180.000 mineros británicos secundan la huelga, con la que tratan de impedir el cierre de 20 minas que la NCB considera no rentables, lo que supondría la pérdidas de cerca de 20.000 puestos de trabajo

Scargill amplía sus acusaciones

La oferta patronal se refería al aplazamiento de la decisión en cinco de los pozos condenados al cierre. Los mineros quieren de Macgregor idéntico compromiso para el resto de los pozos condenados. Scargill amplió ayer sus acusaciones contra la dirección de la NCB, asegurando que los cierres previstos son sólo la primera parte de un plan de más alcance destinado a cerrar 70 minas, con pérdida de 70.000 puestos de trabajo. Para Scargill, no se han producido deserciones entre los huelguistas, a pesar de la duración de un conflicto que se ha convertido en la más dura confrontación social en el Reino Unido desde el final de la segunda guerra mundial.La reunión de delegados mineros en Sheffield tuvo lugar en un ambiente de creciente tensión, después de una semana en la que la policía ha acusado a los huelguistas de una serie de ataques contra instalaciones de la empresa carbonífera estatal, por parte de piquetes de mineros que utilizan la táctica guerrillera de golpear y huir.

Cinco meses después de iniciado el conflicto, políticos y economistas británicos hacen cábalas tratando de evaluar el coste económico del mismo, en un debate que ha subido de tono después de la intervención del canciller del Exchequer -ministro británico de Hacienda-, Nigel Lawson, que en la Cámara de los Comunes aseguró que la huelga había añadido el equivalente a 39 millones de libras, unos 8.700 millones de pesetas, al gasto público del año en curso. Nigel calificó este gasto de "inversión rentable".

La patronal apoya al Gobierno

El Gobierno conservador de Margaret Thatcher está embarcado en un programa de largo alcance que persigue hacer rentables las empresas públicas deficitarias. Las aseveraciones de Lawson, en opinión de los comentaristas políticos, ponen en evidencia que el Gobierno considera la huelga minera como una amenaza para el buen fin de tal programa. Buena parte de la industria británica se ha mostrado solidaria con el Gobierno. "La industria y el comercio están unidas tras el Gobierno y la NCB", ha manifestado sir Terence Beckett, director general de la Confederación de la Industria Británica (CBI), al urgir a sus asociados a reducir el consumo eléctrico para evitar cortes en el suministro de energía. "Si somos capaces de conseguirlo, será una demostración a los extremistas y a la mayoría de huelguistas moderados de que la industria y el comercio no pueden ser vencidas, sea cual sea la duración de una huelga".Expertos financieros de la City evalúan el coste bruto del conflicto para el sector público en 85 millones de libras, más de 18.000 millones de pesetas.

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