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Juegos de la 23ª Olimpiada de la era moderna

El fútbol europeo derrota al béisbol americano

El fútbol está derrotando al béisbol en los Juegos Olímpicos. Hasta la fecha, los estadios están registrando mayores entradas en aquellos en que se disputa el soccer que en los que son esce nario del deporte nacional. El béisbol figura en esta ocasión en plan de exhibición, y los spectadores no pasan de 50.000. El récord de público lo ostenta en estos momentos el encuentro balompédico Italia-Egipto, que, en Los Ángeles, congregó a 102.000 espectadores que tuvieron la ocasión de presenciar una batalla campal.

J. GARCIA CANDAU, El fútbol ha sido siempre, en los Juegos, un deporte de segunda fila. Y, por distintas razones, casi un convidado de piedra. El béisbol, en Estados Unidos, es casi una locura colectiva. Aquel gran sexsymbol, estadounidense, Marilyn Monroe -cuya tumba está próxima a la del pianista José Iturbi-, la novia soñada por miles de jóvenes en los años cincuenta, acrecentó aún más su popularidad cuando mantuvo relaciones con el gran bateador de los Yankees de Nueva York Joe di Maggio.

El béisbol, que, como dice un amigo mío, es deporte exportado en las colonizaciones, mantiene la atención de los norteamericanos con fervor parecido al de su fútbol, un rugby muy especial en el que predomina la violencia, nota característica de ciertas disciplinas practicadas en este país. El béisbol, que es deporte de complicado reglamento y no exento de la cuquería de las señas que, como los jugadores de mus, ha de utilizar el receptor, fue incluido como deporte de exhibición en los Juegos a petición del Comité Organizador, que hizo así uso de una de sus prerrogativas.

Al béisbol han venido a jugar Canadá, Italia (con jugadores nacidos en Estados Unidos),- Nicaragua, Corea del Sur, Japón, República Dominicana y Taiwán, el único equipo que participa sin bandera propia -lo hace bajo la del Comité Olímpico Internacional-, porque ésa fue condición impuesta por la China de Pekín para reincorporarse al olimpismo.

Un deporte marginado

El gran suceso de Los Ángeles y ciudades colaboradoras en el montaje lo está protagonizando el fútbol, que en una nación en la que le cuesta arrancar, pese a que en 1950, en el Mundial de Brasil, derrotó a la mismísima Inglaterra, ha establecido el récord de asistencia a un acontecimiento olímpico. El, fútbol fue marginado por el Comité Organizador de tal manera que lo distribuyó en varios Estados de la Unión para que molestara lo menos posible. En la Unión Soviética sucedió lo mismo pero tanto en las ciudades sede colmo en Moscú se registraron las mayores entradas.

En Estados Unidos ha sucedido lo mismo, pero con el agravante de que las cifras que se han producido hasta la fecha demuestran bien a las claras que incluso aquí puede convertirse en deporté estrella. Únicamente es previsible que le supere el atletismo, que será, sin duda, el gran acontecimiento de Los Ángeles. La imagen de Pelé todavía, aparece en los anuncios de los autobuses urbanos, aunque no para dar imagen a una bebida gaseosa, sino para recomendar el uso de un determinado calmante.

El propio Henry Kissinger, cuando descubrió la importancia que tiene en el mundo fútbol se hizo a la idea de manejarlo en Norteamérica para después, lejos de la política, dedicarse a quitarle la plaza al brasileño Joao Havelange.

Para ver el Estados Unidos-Taiwán de béisbol acudieron al estadio de Los Ángeles 52.J19 espectadores; al Nicaragua-Canadá, 40.000, y al Corea-Japón, El Italia-Estados Unidos de fútbol, disputado en Pasadena, reunió a 100.000 espectadores, pero el Italia-Egipto, partido que resultó conflictivo y en el que fueron expulsados tres egipcios, congregó a 102.000 aficionados, curiosos o lo que fuesen. Pero el fenómeno también ha sido considerable en otras ciudades. Así, en San Francisco, Estados Unidos y Costa Rica contaron con 75.000 espectadores. En Annapolis (Maryland), el Yugoslavia-Canadá lo presenciaron 19.243 personas; el Camerún-Irak, 18.226, y el Francia-Qatar, 30.000. En Boston, el Chile-Noruega lo vieron 25.000 personas.

Más dinero

Estas primeras cifras, que se incrementarán a medida que avance el torneo y se jueguen los partidos decisivos, han proporcionado a Joao Havelange una mayor prepotencia. Tanta que no ha negado la posibilidad de que en el futuro campeonato del mundo, a celebrar en México, los depósitos previos que han de realizar todos, los periodistas acreditados no sean devueltos más que en un 50%.

Los grandes organizadores de eventos deportivos mundiales están dispuestos a sacar dinero de donde sea. Ya no les bastan las multinacionales y los grandes dividendos que producen las transmisiones televisivas y radiofónicas.

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