España desperdicia 4 goles de ventaja ante la RFA
ENVIADO ESPECIAL, La selección española de balonmano no tiene el santo de cara en los Juegos. Perdió su segundo partido, frente a la República Federal de Alemania, y sus posibilidades de medalla, salvo una carambola milagrosa, se esfumaron. Ahora sólo queda el milagro de salvarse del mundial B, en el que jugarán los países del Este ausentes aquí y en el que las dificultades serán máximas. España, que repitió los errores finales del partido contra Dinamarca, no está jugando sólo contra equipos, sino también contra una sibilina fuerza externa a la cancha, contra los mismos intereses de otros países señeros en el balonmano que sí tienen fuerza federativa internacional y quieren salvarse igualmente de la quema.
Los quince minutos finales de los partidos son desastrosos para la selección española en el torneo olímpico. Esta vez, frente a los alemanes, el equipo de Juan de Dios Román llegó a tener cuatro goles de ventaja a los diez minutos de la segunda parte, pero, a falta de nueve minutos, ya había perdido la ventaja. A continuación vinieron los nervios y fallos habituales y, aunque se volvió a tener una ventaja, el final no pudo ser peor. Además de perder el partido, se produjeron unos lamentables incidentes, que favorecieron aún más a los alemanes.
"España no es el conejo del balonmano mundial", comentó el entrenador español al terminar el encuentro. Juan de Dios Román tenía miedo ya al principio del encuentro no sólo por Wunderlich, el gigante ex barcelonista, sino por la extraña maniobra de los organizadores. El alero Fraatz, expulsado en el partido anterior contra Estados Unidos, no había sido sancionado. Cuando se produjo la agresión de Springel a De la Puente, ya con el partido de cara para la RFA, parecieron confirmarse los temores.
Juan de Dios sacó esta vez de central, en la primera línea, a De la Puente para que moviera con su fuerza un equipo, agarrotado frente a Dinamarca de la mano de López León. Se forzó bien otras veces el doble pivote en la segunda línea, ayudando al siempre batallador Puig, pero los fallos a balón parado impidieron que la iniciativa española durante casi todo el partido terminara en triunfo. Al descanso España llegó con ventaja de dos goles (9-7), pero en la segunda parte todo se fue al traste.
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