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Juegos de la 23ª Olimpiada de la era moderna

Agache, todo fuerza

Lavinia Agache empezó a sonar en los mundiales de Moscú, en 1981. Entonces logró el quinto lugar en la prueba de saltos. Como otras muchas niñas rumanas, fue rápidamente considerada como sucesora de Nadia. En 1982, pasó a encabezar el equipo rumano, consiguiendo la tercera posición, en la Copa del Mundo, detrás de las soviéticas Bicherova y Yurchenko.Nacida el 11 de febrero de 1966, en Caiute, mide 1,48 metros y pesa 38 kilos. Agache empezó su actuación en los Juegos Olímpicos con gran dedicación y contundencia. Momentos después de que su compatriota, Szado lograra el diez en el suelo, ella estuvo a punto de conseguir idéntica calificación en la barra de equilibrio. El público consideró que los jueces, pese a favorecer en aquel momento a EEUU, habían sido injustos con ella. Curiosamente, la mayoría de fotografías que se conocen de Agache presentan a la gimnasta rumana actuando sobre ese aparato, la barra.

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Pese a llevarse meses de diferencia, el aspecto físico de Agache es bastante diferente al de Szabo, su compañera, amiga y, llegado el momento, rival. Cuando realiza los ejercicios, sobre todo aquellos que requieren un gran esfuerzo, las piernas de Lavinia se convierten en verdaderas columnas. Todo hierro.

Para muchos, Agache llega tarde para ser la reina. Norteamericanas y rumanas están protagonizando una fuerte lucha, en la que la actuación de Agache puede ser definitiva, ya que la seguridad de la que hace gala Szabo le otorga grandes posibilidades a Rumanía, siempre y cuando Agache brille a su altura.

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