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GALICIA

Algunos supervivientes del petrolero 'Tiburón' afirman que desconocían el riesgo de navegar por el golfo Pérsico

No todos los tripulantes del petrolero Tiburón, alcanzado el pasado día 27 por un misil en aguas del golfo Pérsico, conocían con exactitud la gravedad de los riesgos que corrían al navegar por zona de guerra, según los testimonios de varios supervivientes gallegos, que ayer llegaron 9 Santiago de Compostela. "El golfo Pérsico", explicó Manuel Martís, embarcado como camarero, "es un área muy grande, en la que hay zonas seguras e inseguras, y en nuestro contrato figuraba como punto de carga un puerto del Emirato de Dubai".

Pese a ello, Martís reconoce que otros marineros rechazaron la posibilidad de enrolarse al conocer el lugar de destino y al enterarse de que la compensación económica no era muy elevada Martís forma parte del grupo de ocho tripulantes gallegos residentes en distintos pueblos de la ría de Arosa que ayer llegó al aeropuerto de Santiago. Los ocho restantes marineros gallegos -16 sobre un total de 17 supervivientes españoles-, que llegaron anoche al aeropuerto de Barajas, viajarán hoy a Vigo por vía aérea.El grupo que llegó ayer a Santiago está compuesto por el oficial de puente Alfredo Suárez, el radiotelegrafista José Luis Cernadas, el engrasador Julio Carmeiro, el bombero Antonio Santamaría, el camarero Manuel Martís y los marineros José Manuel Viturro, José Carlos Conde y Juan José Muñiz. Todos los supervivientes elogian el trato extraordinariamente humanitario recibido de los tripulantes de la patrullera iraní que los evacuó.

Ninguno de los marineros recuerda haber visto aviones antes de que se produjera el impacto del misil, a las 13.20 horas del miércoles, cuando navegaban en aguas de Irán. A juicio del radiotelegrafista Luis Cernadas, el cohete tal vez fue disparado desde tierra, dado que se encontraban a sólo 33 millas de la costa.

Los tripulantes del Tiburón aseguran que notaron sensación de peligro desde el mismo momento del embarque de la carga, de 250.000 toneladas de crudo, en Dubai, "ya que", explica Martís, "tuvimos que hacerlo con todas las luces apagadas. Cuando salimos, nos dijeron que rezásemos, porque sólo abandonaríamos la zona de peligro a las seis horas de navegación. En el momento de ser alcanzados, llevábamos ya cinco horas y media".

Martís y su compañero Antonio Santamaría no descartan la posibilidad de volver a trabajar en la zona del golfo Pérsico. "Las circunstancias son muy dificiles aquí", concluye Martís.

Hoy se espera la llegada a Vigo de los restantes ocho marinos supervivientes del petrolero Tiburón, que llegaron a las 22.45 horas de ayer a Madrid, desde Teherán, vía Londres. Benedicto Boubeta Santomé, contramaestre; Benito Bermúdez Cortegoso; José Carlos Gómez Miral; Manuel Loureiro, camarero; José Luis López González; Urbano Vidal, camarero; Rosendo Querol, cuarto maquinista y Manuel Mur, llegaron con aspecto cansado -habían salido del hotel de Teherán a las 3.45 de la madrugada del lunes. Tuvieron que esperar más de media hora en la sala de autoridades ante de ser llevados a un hotel.

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Los marinos prefirieron no contestar a cuestiones que no estuvieran directamente relacionadas con el accidente. El contramaestre, Benedicto Boubeta, cinco años trabajando para la compañía propietaria del Tiburón, afirmó que cobraba, por todos los conceptos, unos 2.000 francos suizos mensuales -unas 135.000 pesetas- y que, en cualquier caso "tendré que ir donde me manden. Yo me críe en el mar y puede que tenga que morir en el mar. Es cosa del destino".

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