Pulso entre la Asociación de Clubes y la federación en la asamblea de hoy

La Federación de Baloncesto celebra hoy asamblea general bajo el signo de un cierto pulso entre Federación y Asociación de Clubes con relación a una serie de nuevas medidas a aplicar en la temporada que se avecina en Primera División. Será, también, la última asamblea para Segura de Luna en calidad de presidente de la Federación. Su marcha se ha convertido, en este caso singular, en un hecho problemático, puesto que Segura de Luna había llegado a ser la persona que permitió la separación de poderes entre Federación y clubes, el presidente que suavizó algunas posturas para que el cambio pudiera producirse en la esfera del baloncesto, con el éxito que nadie discute en estos momentos. Según directivos consultados, Segura de Luna ganaría en la actualidad cualquier elección democrática que se realizara.Sin embargo, en las relaciones entre Asociación de Clubes y Federación pueden volver a ser distantes en la asamblea de hoy por diferentes motivos. Uno, las tensiones todavía latentes a causa del comportamiento del comité de competición a raíz del encuentro Real Madrid-Barcelona. La Asociación quería para sí el control de dicho comité, para renovarlo y alejarlo de toda sospecha de partidismo. Todos los clubes coincidían con esta medida, pero la Federación, y algunos directivos, se resisten a ello con fuerza. Un segundo motivo está relacionado con la total recuperación de Raimundo Saporta que es, de nuevo, un hombre dedicado al 100% al baloncesto.

La asamblea deberá aprobar hoy las bases de competición creadas, para la próxima temporada por la Asociación de Clubes. Estas bases contienen algunas innovaciones, que sólo afectan a la Primera División. Las más destacadas son dos: el que todo jugador que tenga la nacionalidad española, sea de origen o adquirida, juegue como tal español, lo que significaría que Biriukov, por ejemplo, ya podría jugar en el Real Madrid, y la segunda, que el número de descensos se limite a dos, a la vista de que la Primera B no tiene entidad suficiente para poder dar el salto a la élite. Esto último se ha demostrado con las indecisiones de equipos como el Español o el ya desaparecido Atlético de Madrid.