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Un cambio de tendencia más bien anecdótico

Las realizaciones de beneficios hicieron ayer su aparición en la bolsa, como estaba previsto, y, aunque el mercado demostró que continúa manteniendo su fondo de resistencia, no pudo impedir ciertos recortes a la baja, especialmente sufridos por aquellos valores que más habían remontado vuelo a lo largo de las jornadas anteriores.Este comportamiento, sin embargo, proporcionó ciertas dosis de tranquilidad a los expertos, que ya esperaban un giro semejante. Quedaba la duda de si los inversores particulares se decidirían a entrar ayer en el mercado. No ocurrió así, y hasta la próxima semana será difícil que esto suceda.

La debilidad de la jornada se vio fomentada, además, por la actitud que demostraron los operadores a crédito, que, ante la finalización de la quincena, optaron mayoritariamente por no renovar sus compras y decidirse por la venta.

Por otra parte, el encarecimiento del dólar -aunque ayer descendió muy ligeramente en relación a la peseta- ha retraído a los inversores extranjeros, que en jornadas anteriores se han mostrado activos. Eléctricas y Telefónica -valor que contó con muy poco volumen de contratación- sufrieron esta tendencia de la divisa norteamericana, aunque éste sea un factor ante el que los inversores españoles reaccionan con extraordinaria lentitud.

Casi con la misma pasividad con que llegan nuevos inversores a la bolsa, a pesar del castigo que Hacienda prepara para los activos financieros privados. Y como prueba, sólo hace falta recordar una anécdota: los poseedores de más de cuatro millones de bonos emitidos por un banco de primera fila se han negado a acceder a la reconversión, a pesar de que las condiciones eran muy favorables para ellos. Motivo: el miedo a la renta variable, que muchos inversores continúan asociando a la masacre de los años setenta.

Es totalmente cierto que invertir en bolsa exige correr riesgos, pero no es menos verdad que las rentabilidades obtenidas aquí son muy superiores a las que se pueden conseguir fuera. Pero hace falta tiempo, confianza y mayor claridad.

No es bueno, por poner otro ejemplo, que la anunciada ampliación de Uralita, por importe de 1.751,5 millones de pesetas, liberadas al 40% y en la proporción de tres acciones nuevas por cada ocho antiguas, haya sido calificada por los expertos como hecha a medida para que los accionistas mayoritarios de la sociedad se queden con toda la emisión.

¿Para qué repetir que los volúmenes de contratación son pequeños, o que la información que publican muchas sociedades es incompleta, en el caso de que informen, ya que también es frecuente que éstas se salten a la torera esta obligación legal? Parece como si esta letanía de lamentaciones cayera en el más profundo vacío.

Pero no todo va a ser negativo. El hecho de que los índices de las otras bolsas se encuentren ligeramente situados por encima -o por debajo, en el caso de Barcelona- del 130%, a pesar del cambio de tendencia registrado ayer, permite augurar que la acitud básicamente compradora de los inversores se mantendrá próximamente, aunque en la jornada de hoy, por lógica, deberán continuar las realizaciones de beneficios, al menos en la misma proporción que ayer.

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