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Abdesalam Yasin: por Dios, su ley y su profeta

Abdesalam Yasin, fundador y animador del movimiento integrista Al Jarna'a (La Comunidad), uno de los más destacados de Marruecos y, en cualquier caso, el único que se propone trabajar abierta y democráticamente, nació en Marraquech en 1927, en una familia pobre y conservadora. A los cinco años ingresó en la escuela coránica y más tarde pasó al Instituto Ibn Yusef.En 1947 comenzó su carrera de profesor. Fue, sucesivamente, enseñante, profesor de traducción, director de la escuela de formación de profesores de Marraquech, inspector general de Enseñanza en Casablanca y director del centro de formación de inspectores. Tuvo una experiencia sufi (mística) dentro de la tariga Buchichia, pero pronto discrepó de ella en cuanto a la aplicación de la chariah (ley coráníca) y del jihad.

Ha escrito numerosas obras: El islam, entre el llamamiento y el Estado, en 1971; El islam de mañana, en 1972; La revolución a la hora del islam, en 1980. Fue internado durante tres años y siete meses en el asilo psiquiátrico de Marraquech por haber escrito una carta abierta al rey Hassan II titulada El islam o el diluvio. Después de su liberación fundó y dirigió la revista Al Jama'a, que fue prohibida tras su quinto número. En 1982 creó la asociación política Al Jama'a, como paso previo a la formación de un partido político. En 1983 publicó el periódico As Sobh (El Alba), que, considerado subversivo, fue suspendido tras su primer número. Fue detenido el 27 de diciembre de 1983, antes de que apareciera su otro periódico, Al Khitab (El Discurso).

Su juicio fue fijado para el 23 de enero de 1984, pospuesto al 13 de febrero, primero, y luego, al 17 de mayo. Está detenido en la prisión de Lahlu, en Rabat. He aquí, a continuación, algunos extractos de su pensamiento:

- "El fervor y el empuje islámico son tales que hacen temblar a las fuerzas del mal y perder la sangre fría a los más confiados de nuestros gobernantes. Los servicios secretos ímperialistas y las policías locales ven revolucionarios en potencia en cada barbudo y en cada habitual de la mezquita. Dios, su ley y su profeta son nuestro punto de partida, nuestra regla y nuestro sistema de referencia. Nos referimos también a Omar íbn Abdelazis (compañero del profeta), quien, instalado en el califato, descendió al pueblo para obtener la legitimidad que no tenía para restaurar la justicia que la oligarquía domúnante había falseado".

-"Occidente ha perdido su alma al basar su civilización materialista únicamente sobre valores terrenales. El profeta y su acción son considerados un modelo de oscurantismo fanático que amenaza de nuevo a la paz mundial. El islam se plantea y se ha planteado siempre en términos de incompatibilidad cultural con Occidente. Esa civilización de las cosas hace de la eficacia una divinidad, y del hombre, un accesorio de la máquina y un elemento integrado en el circuito de producción-consumo.

Esa concepción del hombre tiene en el marxismo su fase virulenta. Se trata de un mundo sin Dios, que se llama a sí mismo, aduladoramente, civilización libertaria y moderna, en el Oeste, y justiciera, en el Este, y que envilece en ambos a la humanidad mediante la ley de la jungla o el Gulag".

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-"Nosotros aceptamos que existe una dinámica de oposición de egoísmos individuales, de razas o de centros imperialistas. Ésa es una de las leyes por las cuales Dios rige el universo. Pero el método de la lucha de clases se presenta como resultado del odio del hombre por aquel que le oprime y desprecia. Las clases deben ser sustituidas por una comunidad fraternal y solidaria".

-"En tierras del islam sopla el viento libertador, y las fuerzas subterráneas de la cólera popular se manifiestan con seísmos devastadores. La revolución islámica ejerce su atracción irresistible sobre las masas musulmanas. Esta revolución ha derrotado en Irán, con las manos desnudas, a las hordas del mal".

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