El secretario general del PCE propone crear un frente electoral amplio para 1986

El secretario general del Partido Comunista de España (PCE) Gerardo Iglesias, propuso ayer la creación de un amplio frente electoral cara a 1986, como forma de concretar lo que él llamó "una amplia convergencia social y política" de partidos, grupos, organizaciones sindicales, personalidades de la política y de la cultura "que se inspiren en un proyecto realmente renovador de la sociedad española". Este frente electoral serviría para corregir lo que consideró "deterioro de la izquierda" y del cual culpó, básicamente, al PSOE, "cuyo proceso de desgaste es irreversible".

El sector llamado carrillista del PCE no pareció excesivamente complacido con la propuesta de Iglesias. Santiago Carrillo criticó la idea en una intervención posterior a la lectura del informe de Iglesias, ayer, ante el pleno del comité central, señalando que no se supera una crisis interna obstinándose en recuperar a los escindidos por la derecha. Fuentes carrillistas afirmaron ayer que el acuerdo para formar un frente electoral se basaría en colocar en las candidaturas a personalidades independientes, unas de ellas ex militantes comunistas -como Ramón Tamames o Cristina Almeida, por ejemplo- y otras procedentes de otros partidos o de organizaciones ecologistas, de vecinos, etcétera.En todo caso, la propuesta de Iglesias, según subrayaron medios próximos al secretario general, en ningún caso llegaría a la formación de un frente que, como en el caso portugués de la Aliança do Pobo Unido, significase la renuncia a las siglas y los símbolos propios del PCE.

Autocrítica previa

El largo informe de Iglesias, que fue aprobado por gran mayoría, comenzaba con una dura autocrítica ante los resultados obtenidos por el PSUC en las elecciones autonómicas catalanas. Posteriormente, Carrillo ampliaría aun más esta crítica, de la que se excluyó alegando que "hemos sido prohibidos en la campaña catalana". Frente a la propuesta de Iglesias, Carrillo lanzó la idea de buscar aliados "para acciones sectoriales", incluso "entre las fuerzas burguesas". El sector oficialista entendió que esta alusión del veterano dirigente comunista se refería a la posibilidad de buscar pactos sobre temas concretos con el partido del ex presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, de quien Carrillo fuera buen colaborador durante la transición.Sin embargo, y pese a las ideas contrapuestas expresadas por uno y otro sector, en la sesión de ayer del comité central del PCE predominó sensiblemente un clima de búsqueda de concordia, según pusieron de manifiesto las intervenciones de algunos seguidores de Carrillo, como Ignacio Latierro o Adolfo Piñedo, frente a tesis más duras, como las esgrimidas por el ex vicesecretario general y principal carrillista, Jaime Ballesteros.

Resultaba perceptible que el desánimo compartido tras los resultados de las elecciones catalanas, y la potencial amenaza de la escisión prosoviética de Ignacio Gallego, vista con el mismo disgusto tanto por gerardistas como por carrillistas, contribuye a limar muchas aristas entre las dos fracciones enfrentadas en el seno del PCE. Ese desánimo es perceptible en el tono del informe de Iglesias, que subraya que "hay que ser realistas y saber que los tiempos en que el PCE tenía muchos compañeros de viaje ya han pasado".

El informe señala a continuación que el PCE no pretenderá "instrumentalizar" el frente electoral propuesto ayer. De acuerdo con el texto leído por Iglesias, es inevitable "una redistribución del mapa político" y el fin del bipartidismo, aunque, advierte, "hay que procurar que este nuevo proceso no nos caiga sobre las espaldas". "El deterioro que el PSOE se está ganando con todos los merecimientos se toma en descrédito de toda la izquierda", se dice más adelante.