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Un abogado, encontrado muerto por gas en su piso del paseo del Pintor Rosales

Un abogado y economista, Javier Lapaya Gallegos, de 50 años de edad, fue encontrado muerto ayer por los bomberos en la cocina de su piso, en el paseo del Pintor Rosales, con una bolsa de plástico en la cabeza y con el extremo de una goma conectada al quemador de gas ciudad de la cocina metido en la boca. El presunto suicida, que, al parecer, murió el pasado Jueves Santo, había dejado cuatro cartas cerradas para sus familiares y un papel escrito a lápiz en el que a modo de despedida decía: "No tengo apego a la vida".

El cadáver de Javier Lapaya fue descubierto a causa del fuerte olor que salía por debajo de la puerta de entrada del piso séptimo D de una de las escaleras con que cuenta la finca número 76 del paseo del Pintor Rosales. El mal olor había sido comentado por el chico de una tienda de alimentación que había subido por la mañana un pedido al piso vecino, y lo habían advertido los porteros, aunque lo achacaran a una cañería estropeada o a los humos concentrados en el garaje.Pero los vecinos del rellano, después de comer y antes de irse a su segunda vivienda de Pozuelo, le insistieron al portero. Y éste empezó a preocuparse al recordar que no había visto al propietario de la vivienda desde hacía por lo menos 10 días. Avisada la policía, ésta requirió, a las 19.32 horas, los servicios de los bomberos que forzaron la puerta de entrada de la vivienda.

El elegante piso de algo más de 100 metros cuadrados, comprado por Javier Lapaya hace dos años y en el que vivía solo, aparecía en orden. Todo estaba en su sitio y no había señales de violencia. En la cocina, vestido con un pantalón y una camisa y tumbado en el suelo, fue encontrado el propietario del piso.

Los bomberos y policías que entraron en la habitación no pudieron verle la cara. Tenía la cabeza metida en una bolsa de plástico de unos grandes almacenes. Por debajo de la bolsa salía una goma que estaba conectada a uno de los quemadores de la cocina. El otro extremo, según se pudo comprobar posteriormente, lo tenía metido en la boca.

Quedaba así aclarada la causa del fuerte olor a gas que en la noche del Jueves Santo se había propagado por toda la finca y que había obligado a los empleados de averías de Gas Madrid a cortar el suministro a todos los vecinos. El viernes se revisaron algunas instalaciones de vecinos que no habían salido de vacaciones y se llegó a la conclusión de que la avería tenía que encontrarse en uno de los pisos cerrados. Por ejemplo, del 7º D, cuyo propietario podía estar de vacaciones. El gas seguía cortado ayer.

Andrés Martínez Arrieta, titular del Juzgado número 11, de guardia ayer, encontró junto al cadáver un papel en el que en cuatro o cinco líneas, escritas a lápiz y con frases algo incoherentes, el presunto suicida se despedía y manifestaba no tener apego a la vida. Entre sus pertenencias se encontraría un currículo en el que se detallaban sus títulos de abogado y economista, sus diplomas por varios cursos de especialización y su dominio de cuatro idiomas.

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