Weber logró bajar a 208,937 kilómetros/hora
Un grupo de esquiadores intenta descender desde hoy a más de 208,937 kilómetros por hora en la estación norteamericana de Arapahoe Basin (Colorado), en la prueba del kilómetro lanzado (K-L). Esta es una prueba de velocidad pura sobre esquís en la que los mejores especialistas de esta modalidad tratarán de superar el récord establecido la semana pasada por el austriaco Franz Weber, en Les Arcs (Francia). En esta localidad también se batió el récord femenino al bajar la norteamericana Melissa Dimino a 200,780 kilómetros por hora.
Especialistas del kilómetro lanzado (K-L), como el norteamericano McKinney o los canadienses Miller y Watts, intentan batir en Colorado (EE UU) el récord de Weber. El propio Weber ostentaba el anterior récord al conseguir el año pasado la velocidad de 208 kilómetros/hora.El récord femenino del kilómetro lanzado también fue batido en Les Arcs, y largamente, ya que si el anterior lo ostentaba la norteamericana Kirsten Culver, con una velocidad de 194,3 kilómetros por hora, en la pista francesa su compatriota Melissa Dimino consiguió descender a 200,780 kilómetros por hora, con lo que las mujeres también han derribado la barrera psicológica de los 200.
Entre las principales rivales de Dimino en Arapahoe Basin, destaca la esquiadora británica Divina Galica, una mujer que ha dedicado toda su carrera deportiva a la velocidad. De 1964 a 1972 perteneció al equipo olímpico de esquí del Reino Unido. Después, entre 1976 y 1978, se dedicó a las carreras automovilísticas participando en Fórmulas 1 y 2. En 1982 volvió al esquí. Este año, después de participar en el K-L retornará a las carreras de coches.
Otros récords a batir en la estación de Colorado serán los 176,470 kilómetros por hora alcanzados en Les Arcs por el francés Patrick Knaff, en la modalidad de minusválidos con una sola pierna, y los 129,9 del también francés Jean René Gayvallet, en la de mono-esquí.
Copa del Mundo de K-L
La estación norteamericana de Arapahoe Basin, situada en el estado de Colorado, será el escenario de una prueba del Kilómetro lanzado, competición de velocidad pura sobre esquís, que ya tiene organizada su propio Campeonato del Mundo por medio de la International Speed Skiing Inc. de Reno (Estados Unidos) -a pesar de no tener la anuencia de la Federación Internacional de Esquí (FIS)-, con la celebración de pruebas en distintos países.El pasado día 13 de abril finalizó una prueba de esta modalidad en la localidad sueca de Tandadalens. Después, entre el 15 y el 19, se celebró otro K-L en Les Arcs (Francia). Una vez finalizadas las pruebas de Arapahoe Basin, habrá un largo paréntesis antes de la última prueba que se disputará del 23 de septiembre al 6 de octubre en la estación chilena de Portillo.
La pista en la que se desarrolló el K-L en Les Arcs, y que sirvió para batir tantos récords, se preparó bajo el pico de la Aiguille Rouge (3.226 metros), con una longitud de 1.755,40 metros y un desnivel de 584. La salida se situó a 2.734 metros de altitud, con una pendiente máxima del 96%.
En esta pista, como en todas las del K-L, se podían diferenciar varios tramos: los 400 primeros metros, llamados el lanzador, es la zona donde los esquiadores cogen velocidad. En los siguientes 100 metros se cronometra. Estos 500 metros discurrieron, en Les Arcs, por un corredor de avalanchas. El resto de la pista, cuyo desnivel se va suavizando progresivamente, sirve para perder velocidad y frenar sin peligro.
Las carreras del Kilómetro lanzado comenzaron en el año 1930 en la estación helvética de Saint Moritz. En aquella ocasión el vencedor fue el austriaco Luigi Lantschner, que descendió a una velocidad de 105,675 kilómetros por hora.
El equipo que emplean hoy estos esquiadores les ayuda a volar sobre la nieve: esquís de 240 centímetros de longitud, trajes especiales, botas sin ganchos (para evitar turbulencias que les frenarían) y cascos integrales de forma anatómica con la espalda. Todo esto, unido a la preparación física de los corredores y la posición jet (más aerodinámica que el clásico huevo), pueden ayudar a alcanzar velocidades insospechadas.
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