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Crítica:VISTO / OÍDO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Del flamenco y su paisaje

El flamenco vuelve a Televisión Española tras un largo exilio de sus programas. Aunque lo hace de tapadillo, alternándose con otras formas musicales dentro del programa La buena música. Así que nos llega un programa cada cinco o seis semanas.La verdad es que, en este aspecto, el flamenco nunca ha tenido mucha suerte en TVE, pues, aunque se han dado algunos buenos productos, ha sido siempre a través de la segunda cadena, sin acceso a la audiencia masiva de la primera.

En cualquier caso, más vale poco que nada. Si este poco nos ofrece un tratamiento digno y respetuoso del hecho flamenco, mucho mejor. Es el caso de De los flamencos, el espacio que comentamos.

Han salido hasta ahora dos únicos programas, los dedicados a Cádiz y Sevilla. Romualdo Molina, en la dirección, y Miguel Espín, en la subdirección, hacen un trabajo serio, evidentemente muy meditado y consciente, sin que ello se traduzca en lo que vemos en pantalla, que aparece fresco, fluido, con la dinámica conveniente en cada momento. Los dos son profundos conocedores del del fenómeno flamenco, y se nota.

Se nota ya en la elección de los artistas. Siempre nombres de solvencia, más o menos conocidos, pero en cualquier caso eludiendo toda tentación de trivialidad, a que, tan proclive es este arte.

Chano Lobato, José Mercé, Juan Carmona Habichuela, en Cádiz; Juan Peña Lebrijano, Enrique Orozco, Paco Cepero, Paco Antequerano, Ana María Bueno, en Sevilla, indican, de salida, una exigencia de calidad y rigor sin concesiones.

Cámara distraída

Cada programa se sitúa en un ambiente adecuado de la ciudad a que él mismo se dedica, pero un lugar no precisamente muy marcado por connotaciones turísticas o panderetescas; al contrario, el escenario se busca sobrio, sin excesos decorativos o barroquizantes. Ahí el elemento protagonista es en todo momen to el arte flamenco -cante, toque y baile-, lo que se agradece.

Precisamente cuando esto no ocurre es cuando habría que hacer alguna objeción. Me parece que la cámara se distrae a veces en exceso del hecho flamenco, sale a la búsqueda del paisaje, de la anécdota, cae incluso en el tópico en alguna ocasión.

Podrían tolerarse bien esporádicas pinceladas marginales al flamenco, siquiera sean como contrapunto estético o emocional, pero se abusa de ello. Hay largas secuencias en que lo flamenco casi llega a perdérsenos de vista, quedándosenos en ilustración en off para lo que pudiera ser un documental de arte o turismo bellísimo, desde luego, como las imágenes religiosas sevillanas, pero inoperante en el contexto del programa.

Bienvenido sea, en cualquier caso, este digno espacio flamenco, que -nunca mejor dicho que ahora- viene a cubrir un vacío existente en la programación de Televisión Española y debiera tener una frecuencia mucho mayor.

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