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La metadona, una droga legal de difícil control

Al menos 115 madrileños consumen habitualmente metadona como sustancia sustitutiva de la heroína, y la consiguen mediante recetas expedidas legalmente por 40 facultativos, según datos del Servicio de Restricción de Estupefacientes del Ministerio de Sanidad y Consumo. Un informe del Instituto de la Salud Mental de Madrid (INSAM), dependiente de la comunidad autónoma, señala que "algunos facultativos privados, movidos por intereses puramente lucrativos, están vendiendo metadona sin el más mínimo planteamiento asistencial serio y coherente". El caso de un médico madrileño que la recetaba a dos enfermos imaginarios para inyectársela él mismo, descubierto en fecha reciente, confirma la impresión de que existen casos de empleo irregular de esta droga legal.La polémica en torno a este opiáceo -al que algunos llaman heroína sin- se extiende en tres vertientes: su valor en curas de desintoxicación, como elemento puente entre la adicción a la heroína y la curación, por ocasionar un menor síndrome de abstinencia; la conveniencia de su uso para mantenimiento de las personas que no pueden romper la dependencia, ya que es legal, barata y permite hacer una vida normal, y la existencia, a partir de la normativa legal, de un tráfico generado por los médicos -el llamado mercado blanco-, que se convierte luego en negro en las calles, donde el precio de una dosis es un 50% más barato que otra de heroína.

La orden ministerial que regula los tratamientos con metadona data del 20 de abril de 1983, y se dictó a raíz de la generalización de su uso en Asturias, donde llegaron a acudir autobuses de toxicómanos de todas las provincias.

Los facultativos venden las recetas al precio que deseen, con lo que algunos pueden convertirse en doctores-camellos. Además, ninguna normativa limita el número de carnés de extradosis que puede manejar un médico, y tampoco se limita el tiempo de duración del tratamiento.

El valor terapéutico de esta droga, descubierta por los alemanes durante la segunda guerra mundial, ha sido negado en varios países. La escalada de su consumo se produjo en Estados Unidos a partir del año 1964, cuando el Gobierno apoyó planes de mantenimiento con metadona. Pero el apoyo gubernamental fue retirado en 1978, a la vista del escaso éxito obtenido en descenso de mortandad y, consumo global de opiáceos.

Romper la dependencia

El uso en España de esta droga arranca de hace unos siete años, cuando Oswaldo Gibelli, presidente de la desaparecida Unión Española de Defensa Contra la Droga, logró autorización para su empleo, hasta que tuvo que huir del país con la policía pisándole los talones. El doctor Alonso Fernández, catedrático de la Universidad Complutense, utilizó metadona en el Hospital Clínico, hasta que le robaron las ampollas almacenadas.

Una ventaja que ofrece la metadona es su consumo como jarabe, lo que rompe la dependencia de la jeringuilla y del hecho de picarse, muy propia de los heroinómanos. Pese a ello, el informe del Insam señala que las condiciones actuales "hacen no sólo desaconsejable, sino prácticamente imposible asumir el modelo terapéutico de la metadona".

En algunos países, como Italia, los programas de mantenimiento o desintoxicación han sido desarrollados por el sector público, justo al contrario que en España. En todo caso, la prueba del auge de esta droga sustitutoria está en el título de una canción de Los Pistones, último grupo de moda en la movida madrileña: Metadona.

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