La importancia de los salones

El Salón de la Gran Semana de la Moda en Madrid cuenta con el gancho de poder ofrecer más y mejores facilidades en cuanto a hoteles, restaurantes, espectáculos y transportes. Pero, precisamente por el mareo que produce la marabunta de gente que acude a los impersonales recintos de la Feria del Campo y el afán de fomentar cantidad de ofertas en vez de cuidar la calidad de las mismas, muchos compradores y fabricantes han terminado por no pisar más esta feria. Y no son pocos los que han optado por mostrar sus colecciones en hoteles de Madrid, paralelamente.Esta ha sido una de las razones fundamentales para crear salones más reducidos, pero también más selectos. Por un lado, la Feria de Barcelona sigue firme en su intento de recuperar su puesto perdido como capital de la moda española. De ahí que haya iniciado una política para organizar certámenes de gran calidad, como el recién celebrado Gaudí-Hombre, y proponga, para finales de septiembre, el Gaudí-Mujer, donde la nota predominante será la participación de los creadores, que son los que aportan imagen a cualquier manifestación de moda.

Como anticipo a Gaudí-Mujer se han celebrado estos días (2128 de marzo) unos desfiles de creadores, organizados conjuntamente por la Generalitat, Instituto de la Moda y Feria de Barcelona, que han tenido lugar en las Reales Atarazanas, donde han participado nombres como Antonio Miró, Paco Casado, Jordi Cuesta, Andreu, Roser Marce, Ágata Ruiz de la Prada, etcétera, quienes pasaron sus colecciones de otoño-invierno 1984-1985.

En Baleares ha nacido Ibiza Moda (que no se debe confundir con moda ad lib), cuyo primer salón de prêt-à-porter termina hoy mismo. Y corren rumores de que también Sevilla quiere contar con su propio salón, aunque todavía no se ha confirmado nada oficialmente.

En el Norte

En esta proliferación, no es de extrañar la celebración del IV Certamen de la Moda en el Norte, que se ofreció en Santander los pasados días 9-12 de marzo, cara al otoño 1984-1985. El catalizador de dicho certamen y presidente del mismo es José Miguel Rodríguez, un industrial que encabeza un pequeño monopolio textil en Castro Urdiales, y se especula que su interés primordial en montar tal salón fue, en principio, para promocionar sus propias marcas, que no son pocas: Portus Amanus, Tranquile, Gapp, y fabricación de firmas extranjeras de vanguardia, como Katharine Hammet, Ghinea y Sundek, además de importación en exclusiva para España de Claude Montana.Sin contar inicialmente con ningún tipo de ayuda pública, los dos primeros salones se organizaron en hoteles de Castro (noviembre de 1982) y Bilbao (primavera de 1983), donde hubo dificultades con el Gobierno vasco. Pero carecían de personalidad propia hasta lograr que tomasen interés en el asunto los órganos oficiales de Cantabria. Y se ha conseguido contar con el apoyo moral y económico por parte del Gobierno regional de Cantabria (aporta 650.000 pesetas por salón), Cámara de Comercio de Santander (300.000 pesetas) y Ayuntamiento de Santander (un millón de pesetas, además de ceder el palacio de la Magdalena como sede oficial).

En el palacio de la Magdalena se reunieron unas 50 firmas, en su mayoría de Bilbao, Galicia, Castro, Barcelona y Zaragoza,agrupadas bajo las siglas de Afemon (Asociación de Fabricantes y Expositores de Moda del Norte), donde se respiraba un aire cordial y amistoso. El nivel de oferta estaba en la onda internacional, y la moda no se limitaba solamente a las prendas representadas, sino que se notaba en los pasillos. Se calcula que acudieron cerca de 3.000 personas, venidas de la mayoría de las provincias españolas.

Aunque participaron varios fabricantes de moda masculina (Corteman's, D'Aquino, Ghinea, etcétera), la mayoría se dedica a líneas de mujer. Para el espectador ofrecía la oportunidad de conocer de cerca las firmas de prêt-à-porter que normalmente no se presentan en grandes desfiles. Ahí hay que resaltar los nombres de María Moreira, gallega y maestra en el género del punto, que fabrica unas 40.000 prendas al año y ha cambiado su estilo habitual de utilizar abalorios, optando por una línea de punto fino y liso, donde destacan las faldas tubo largas con sobrefaldas, casacas de hombros anchos y caídos, mangas murciélago y bufandas incorporadas en tonos azul marino, crudo, blanco y negro y ciruela. Las firmas bilbaínas, como Kik Danys, diseñadas por Enrique Arrayabe, muestran abrigos caqui militar, con hombros a lo Claude Montana, en algodones dobles (sandwich), que evocan efecto arrugado sobre pantalones cortos.

Evocación japonesa

Distrito 13, diseñado por Ángeles Boada, presenta una línea a base de cuatro prendas superpuestas: enorme abrigo de hombros anchos encima de chaqueta corta, chaleco y blusón todo en franela, arrugada, blanco y azul marino. Dúo, con originales abrigos en algodón cloqué, crudo y beis, anchos arriba y estrechándose abajo, y vestidos sexy de caderas entalladas. Merry Hat, también con líneas anchas, utilizando tejidos de fantasía que mezclan algodón y lana en tonos crudos con blusones de cuellos chimenea y faldas largas y estrechas, con vuelos en bajos. Pipo Enrich, marca de Zaragoza, ha acertado con una colección diseñada por el creador Pepe Rubio, quien ha realizado una línea comercial sin abdicar de su fantasía. Sus temas incluyen aire oriental, japonés y sastre, que se mezclan entre sí a base de chaquetones y abrigos cruzados estilo quimono, con cuellos chal, con grandes fajines en caderas y sobrefaldas tubo asimétricas de caderas anchas y bajas.Pepe Rubio también estrena su propia línea prêt-à-porter para tarde y noche, llamada After Eight, a base de suntuosas telas japonesas imitando sedas, otomanes y tafetanes de línea muy amplia, que no señala el cuerpo, utilizando blusones de hombros reforzados, mangas japonesas y mangas ceñidas, bandas anchas en caderas, por encima de abrigos sedosos y largos o chaquetas cruzadas y chilabas en tonos como gris perla, gris oscuro, ciruela, blanco y negro. Pedro Morago lanza su línea masculina para mujer a base de abrigos grandiosos de espigas sobre sastres, destacando el gris y negro y crudo y marrón, que mucho se parece a su línea de hombre.