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Entrevista:

Carles Flavià

El administrador de la Orquesta Platería ha recibido 20 millones de su amigo Miquel Horta, el quinielista millonario

Está preparando unas vacaciones con Pilar, su esposa, "porque cuando me casé, en diciembre, no fuimos de luna de miel". Tiene 38 años y, aunque "nunca hago quinielas porque no creo que pueda tocarme", ha cobrado el 10% que le prometió su amigo Miquel Horta si la fortuna le sonreía. O sea, unos 20 millones de pesetas. Este ex cura que vive justo detrás del miniestadio del F. C. Barcelona y que se ríe de la vida es el administrador de la Orquesta Platería.

"Yo había ido a pasar el fin de semana con Miquel Horta a Cada qués. El domingo, cuando volvíamos en automóvil, escuchábamos el partido del Barça por la radio cuando Schuster marcó en Málaga, Miquel comentó que tenía un dos en la quiniela, y me dijo que si le tocaba habría un 10% para mí. Fuimos escuchando resultados y al final nos dimos cuenta de que tenía un catorce. Yo le decía que cerrara la ventanilla del coche para que no se le escapara el boleto. Lo repasamos seis o siete veces y no nos lo creíamos, porque el locutor no hacía más que decir que era una quiniela loca y supermillonaria", recuerda Carles Flavià.Desapareció del mapa, y el sábado por la noche, cuando se presentó en Zeleste, Gato Pérez le dedicó dos canciones. "Al ex mosén Flavià, ahora millonario Flavià", dijo el cantante, que tiempo atrás tuvo a Carles como administrador. Eran los tiempos en que Flavià decidió poner fin a su etapa como sacerdote, a los años que estuvo trabajando en un centro de rehabilitación de delincuentes en I'Hospitalet, y luego en el barrio obrero del Pomar, en Badalona, y en el barrio colomense de Santa Rosa. "Dejé de ser cura más porque en el fondo no me lo creía que por aburrimiento. El cristianismo como ideología humanista me parece bien, pero considero que tiene limitaciones de pensamiento. La tesis del perdón es bastante inhumana. Considero que el inventor del cristianismo debía ser un sabio, pero también un hombre limitado".

Un tío simpático

Jamás olvidará una asamblea de curas, en sus principios como sacerdote, en la que tomó la palabra para replicar una ponencia "Dije que cultivar el espíritu no era exactamente ser cristiano. Recomendé que los curas escucharan a Pink Floyd y a Jaume Sisa y fueran más por las Ramblas, que de ejercicios espirituales ya estábamos bien surtidos. Se escandalizaron porque dije hablar en nombre de un grupo anarco, aunque pedí que no se asustaran, que yo era el único miembro". Lo recuerda con agrado: "Fue mi salto a la fama".Otro día escribió en una revista de curas progres, Correspondencia, un artículo que sentó mal a Jubany, entonces arzobispo de Barcelona. "Tiempo después, Jubany me vio y me tiró de las orejas". Pero Carles Flavià tiene curiosamente muy buena opinión de la más alta autoridad eclesiástica catalana: "Jubany y Tarradellas son los dos tíos más cojonudos que hay en este país, y éstos sí que tienen un catorce cada sernana".

Dice Carles que se considera un "tío simpático", políticamente independiente y con una máxima en la vida que ha procurado cumplir siempre: "No fichar en ningún sitio". Fue "asesor espiritual" en un disco de Gato Pérez. Explica que Joan Manuel Serrat "es un tío muy legal"; Sisa, "el mejor amigo que tengo". Casó al batería Santi Arisa. Ahora, Carles Flaviá, que una vez se definió como "acérrimo partidario del carné de paro a perpetuidad", seguirá como administrador de la Orquesta Platería, promocionando el último disco, Cosmopolita, viajando por todo el país, hasta llegar el próximo verano a París.

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