Un millón de trabajadores se manifestaron ayer en Roma contra la rebaja de tres puntos en la escala móvil salarial
Un millón de trabajadores italianos, según los organizadores, y medio millón, según la Jefatura Superior de Policía, se manifestaron ayer pacíficamente en Roma en protesta por la rebaja de tres puntos en la escala móvil salarial, decretada por el Gobierno italiano. Cientos de miles de vehículos particulares, 40 trenes especiales, 4.000 autobuses y varios barcos transportaron a la capital a multitudes de trabajadores, convocados por el sindicato comunista CGIL.
La plaza de San Juan, que es la mayor de Roma, apenas si bastó para los trabajadores de la capital, que la habían abarrotado ya a mediodía, cuando aún no habían empezado a llegar a Roma los trenes, los barcos y los 4.000 autobuses especiales. Todas las entradas a la capital quedaron tan bloqueadas horas antes del acto que los manifestantes se vieron forzados a dejar los coches y autobuses y a organizar marchas espontáneas para entrar a pie en la ciudad. Cuando, a las cinco de la tarde, Luiciano Lama había acabado de hablar, varios grupos de miles de trabajadores no habían entrado aún en la capital.Se calcula que más de medio millón de personas no pudieron acercarse a la plaza o a las calles adyacentes, completamente abarrotadas ya desde las tres de la tarde.
Una característica de la importante manifestación de ayer es que, evidentemente, no estuvo compuesta sólo por trabajadores comunistas. Muchos de ellos, como confesaron ante la radio, era la primera vez que iban a una manifestación a Roma. A pesar de que los otros gremios sindicales habían condenado la manifestación y de que socialistas, democristianos, republicanos, socialdemócratas y liberales pidieron a sus adeptos que no participasen, muchos trabajadores de dichos partidos no obedecieron las consignas.
La manifestación se desarrolló en orden, sin incidentes. El clima fue de violencia sólo en el aspecto verbal y gráfico. En lo demás fue una manifestación-espectáculo, con la gente ataviada con los vestidos regionales, con bandas de música, grupos de baile y de mimo y un mar de ideas llenas de colorido y originalidad. Eso sí hubo muchos puños cerrados.
Luciano Lama, secretario general comunista de CGIL, que fue ayer el único líder sindical que pronunció un discurso, empezó diciendo: "Somos probablemente más de un millón, pero no nos ciega el orgullo ni queremos representar a todo el movimiento sindical". Y, en efecto, ya antes de que se concluyera la imponente asamblea, había sido bautizada por los diversos cronistas de radio y televisión como la "manifestación del millón".
Lama fue muy tajante en su discurso, pero también muy prudente. Empezó enviando un mensaje al presidente Sandro Pertini para asegurarle que aquella plaza estaba luchando a favor de la Constitución y de la democracia y que lo único que pedían aquellos trabajadores era que "su voz fuera escuchada". El secretario comunista, Enrico Berlinguer, no habló. Presenció la manifestación desde una acera, saludando a los manifestantes.
Lama anunció que la CGIL empezará hoy mismo unitariamente una investigación entre los delegados y los consejos de fábrica para estudiar un replanteamiento a fondo de toda la política salarial, "incluida la escala móvil". Pero pidió que el Gobierno "se vuelva atrás y retire el decreto contra la escala móvil"
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