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Pieter Botha y Samora Machel firman un pacto de no agresión entre Africa del Sur y Mozambique

Soledad Gallego-Díaz

El primer ministro ole África del Sur, Pieter Botha, y el presidente de Mozambique, Samora Machel, firmaron ayer en la frontera que divide ambos países un pacto de no agresión que constituye el primer acuerdo de este tipo en la historia de las relaciones del régimen racista de Johanesburgo y sus vecinos negros. El Congreso Nacional Africano (ANC), movimiento de liberación de la mayoría negra de África del Sur y principal víctima del pacto, emitió ayer un comunicado condenando el acuerdo y recordando a los países negros su compromiso de prestarle apoyo material y diplomático.

La ceremonia de la firma tuvo lugar a las once de la mañana, en un vagón de tren estacionado en mitad de la frontera, cerca del pequeño pueblo de Komatipoort, a 400 kilómetros al noreste de Johanesburgo. El Gobierno surafricano, deseoso de la. máxima publicidad, invitó a 1.200 personas, entre políticos, diplomáticos y periodistas, y retransmitió el acto en directo por televisión.Botha llegó cinco, minutos antes que Machel y entró en el vagón (construido expresamente en 1947 para la visita del rey británico Jorge VI) por uno de los extremos. El presidente mozambiqueño lo hizo, poco después, por el extremo contrario. Ambos políticos mantuvieron una entrevista privada, tras la que se procedió a la firma pública del documento, entre los aplausos de los invitados y el ulular festivo de varios centenares de mujeres mozambiqueñas.

"Hemos adquirido el solemne compromiso de no permitir acciones agresivas contra ninguno de nosotros y hemos creado las condiciones para el inicio, con honor y dignidad, de una nueva fase de estabilidad y seguridad en nuestra frontera común", afirmó Samora Machel. El presidente de Mozambique rindió homenaje a las luchas deliberación de las naciones independientes negras, pero evitó aludir a la política de apartheid de África del Sur o al ANC.

Pieter Botha señaló, por su parte, que los dos países tienen sistemas sociales y políticos diferentes, pero que están forzados a vivir juntos. "No podemos permitir que estas diferencias de criterio nos impidan la urgente tarea de crear mejores oportunidades para nuestros pueblos". "África del Sur y Mozambique", añadió, "han optado por el camino de la paz".

Puntos del compromiso

El pacto de no agresión contiene los siguientes puntos: 1. Respetar la independencia y soberanía de cada país, sin interferir en asuntos internos. 2. Crear una comisión de seguridad de alto nivel que considerará las alegaciones de violación del pacto. 3. Resolver las posibles diferencias pacíficamente, sin recurso a la violencia, sabotaje, violación de frontera o concentración de tropas. 4. No permitir que los respectivos territorios sean usados como base para actividades militares de otros Gobiernos ni por organizaciones que planeen cometer actos de violencia, terrorismo o agresión contra la integridad territorial o independencia política de cualquiera de los dos países. 5. Prohibir y prevenir la formación de bandas armadas o grupos de mercenarios. 6. Eliminar de sus territorios bases y centros de entrenamiento, albergues y lugares de tránsito para elementos hostiles a cualquiera de los dos países. 7. Eliminar depósitos de armas, facilidades de comunicación y centros de operaciones usados por rebeldes. 8. Prohibir la propaganda que incite a acciones violentas; y 9. No albergar emisoras de radio hostiles. Otros países africanos de la región, que se mostraron inicialmente fríos ante el anuncio del pacto, parecen haber dulcificado su posición. Sólo uno, Suazilandia, aceptó asistir al acto, pero otros líderes, como el primer ministro de Zimbabue, Robert Mugabe, y los dirigentes de Zambia y Angola, enviaron mensajes de simpatía.

El acuerdo implica que a partir de ahora el ANC no podrá utilizar el territorio mozambiqueño para sus acciones contra Africa del Sur y que Pretoria dejará de apoyar al movimiento guerrillero Resistencia Nacional de Mozambique, que desde hace siete años sabotea carreteras y vías de comunicación y realiza atentados contra centros de producción y plantas eléctricas.

Aunque no figura en el texto del pacto, Pretoria parece haberse comprometido también a facilitar ayuda económica a Mozambique, país que sufre una intensa sequía y que atraviesa una gravísima situación de penuria alimenticia. El pasado miércoles Johanesburgo y Maputo iniciaron conversaciones, junto con Portugal, para la explotación y mantenimiento de la central eléctrica de Cahora Bassa, sobre el río Zambeze. Si se llega a un acuerdo, África del Sur comprará, a un precio razonable, energía de Mozambique.

Para muchos de los observadores presentes ayer en Komatipoort, la firma del pacto de no agresión es un éxito para África del Sur y para su primer ministro, Pieter Botha. Según Johanesburgo, más del 70% de las acciones del ANC en suelo surafricano han sido apoyadas y planificadas desde Mozambique.

El pacto de no agresión con Mozambique llega un mes y un día después de que África del Sur acordara un alto el fuego con Angola en la frontera de Namibia. Ambos acuerdos han sido incitados y favorecidos por Estados Unidos, cuyo secretario de Estado adjunto, Chester Crocker, viene realizando desde hace meses una intensa labor diplomática. El plan de paz norteamericano para la región no estará completo hasta que el régimen de Angola acepte retirar a los 25.000 soldados cubanos que le sostienen actualmente, pero dicha retirada implicaría también la independencia de Namibia, territorio que ocupa África del Sur en contra de las resoluciones de las Naciones Unidas.

Los dos pactos suponen un primer paso, porque garantizan fronteras seguras y porque suponen la ruptura del bloqueo negro frente al régimen del apartheid.

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