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Dos empresarios, de Toledo y de Cáceres, han sido secuestrados por delincuentes comunes

El industrial toledano Claudio Ávila Rodríguez, de 36 años de edad y padre de dos hijos, ha sido secuestrado presumiblemente por unos delincuentes comunes. La noticia fue confirmada a mediodía de ayer mediante una llamada anónima al domicilio familiar, en la que una voz masculina -se calcula que correspondía a una persona de unos 35 años- dejó claro el buen estado de salud de la víctima, al mismo tiempo que afirmaba que volvería a mantener contacto para negociar el rescate, cifrado en unos 40 millones de pesetas, según fuentes policiales.Tanto la policía madrileña como la de Toledo están siguiendo el caso. A última hora de la tarde de ayer fue encontrado en Móstoles el vehículo propiedad de Claudio Ávila, un Opel Rekord, matrícula TO-3.089-H, de color granate.

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Claudio Ávila es director gerente del concesionario Mercedes Benz en Toledo y accionista de John Deere y General Motors. La familia, además, ha estado considerada como de gran potencial económico por la posesión de fincas y otros inmuebles, pero en estos momentos sufre una situación bastante delicada, como lo indica el hecho de que haya tenido que vender algunas de sus posesiones.

La mujer del secuestrado, María Ángeles Herreros, auxiliar de Correos, ha presentado denuncia en la comisaría de Toledo, después de que durante todo el día del jueves su marido no diera señales de vida por ninguno de los lugares que frecuentaba. Claudio Ávila fue visto por última vez en la localidad de Bargas, cercana a Toledo, después de dialogar con un cliente suyo, vecino de ese pueblo, en un bar de la capital. Fue ya en la ciudad cuando dos individuos entablaron conversación con él, posiblemente para tratar algún negocio, pues estaba apalabrando la venta de una finca en Bargas, propiedad de su padre, Claudio Ávila del Álamo, por un importe de 50 millones de pesetas, "para pagar créditos pendientes", ha dicho Santiago Avila, hermano y portavoz de la familia.

Según ha podido saber la policía, desde la capital se trasladaron los cuatro al pueblo (el cliente, en su coche, y los secuestradores y Claudio, en el Opel Rekord). Un vecino del pueblo los vio partir, y recuerda que uno de los acompañantes llevaba barba. A partir de aquí se les perdió de vista.

Tanto el padre de Claudio como sus cinco hermanos son muy conocidos en Toledo y gozan de una gran estima. "Es una gente impecable", manifestó un amigo del secuestrado. El padre, Claudio Ávila del Álamo, está muy vinculado al mundo de la ganadería y de la tauromaquia, y es miembro de la junta de accionistas de la plaza de toros de Toledo.

Guzmán Martín, de 60 años, industrial de la localidad cacereña de Guadalupe, permanece en paradero desconocido desde la tarde del pasado viernes. Todos los indicios apuntan hacia un secuestro, tras haberse recibido una llamada telefónica pidiendo un rescate, informa desde Cáceres Jeremías Clemente.

Después de almorzar, y como tenía por costumbre, Guzmán tomó su vehículo para trasladarse a la finca que posee a unos ocho kilómetros de Guadalupe, hasta donde acudía diariamente para inspeccionar el ganado.

Apenas habían transcurrido cinco horas desde que abandonó el domicilio cuando una voz anónima llamó a su hermano pidiendo un rescate de 25 millones de pesetas a cambio de la vida de Guzmán.

Delicada salud

Posteriormente el vehículo fue hallado a la entrada de la finca, en el kilómetro 170 de la carretera 402, con el parabrisas roto depositado en el suelo y con una nota en la guantera en la que, con algunas faltas de ortografía se insistía en el rescate. Desde entonces nada ha vuelto a saberse de los presuntos secuestradores.Guzmán Martín está casado, tiene dos hijos y dos nietos. Vive con su mujer y se encuentra en delicado estado de salud. Hace años sufrió una embolia. Es propietario de un comercio en Guadalupe donde vende artículos muy diversos. Posee también una finca, y entre la gente del lugar no se le considera con una situación económica tan desahogada como para hacer frente a los 25 millones de pesetas que piden por su rescate. Es cuñado del actual alcalde de Guadalupe.

La familia ha presentado denuncia en el puesto de la Guardia Civil, y sus dos hijos, residentes en Madrid, se han trasladado al domicilio paterno. Todos ellos se niegan a hacer declaraciones.

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