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El nuevo coeficiente de inversión será igual para bancos y cajas

El nuevo coeficiente de inversión de bancos y cajas de ahorro, que ultima en estos días el Ministerio de Economía y Hacienda, constará de tres tramos diferenciados, y en el proyecto de ley se concederá autonomía al Gobierno, al Ministerio de Economía y al Banco de España para que estas instituciones establezcan en cada momento concreto los niveles de coeficientes que consideren necesarios. En principio, el borrador que se maneja establece la igualdad de coeficientes para bancos y cajas de ahorro, aspiración repetidamente solicitada por las cajas de ahorro, aunque los niveles de rentabilidad de estas últimas pueden descender algo, al menos en los primeros ejercicios.El viaje de Miguel Boyer a Arabia Saudí, acompañando al presidente del Gobierno, ha retrasado en algunos días la aprobación final del borrador elaborado por los expertos del Ministerio de Economía y Hacienda y que había sido ya discutido con el Banco de España. En los próximos días se espera que el proyecto sea estudiado por la comisión de subsecretarios y pase a un cercano Consejo de Ministros.

Pendiente de posibles últimos retoques, el borrador establece un coeficiente de inversión para bancos y cajas de ahorro igual para ambas instituciones y que consta de tres tramos diferenciados. El primero de: ellos -que se fijará en el 10% de los pasivos computables de estas entidades- será en realidad una prolongación del coeficiente de caja actualmente en vigor, y deberá cubrirse con pagarés del Tesoro. Los mismos pagarés que están siendo adquiridos por la banca privada y las cajas de ahorro tras el acuerdo alcanzado a finales del pasado año. A este tramo se le reconocerá un carácter transitorio y se utilizará para obtener la financiación suficiente del déficit público. Su transitoriedad viene explicada porque en el caso de que disminuya el volumen del déficit público será necesario inmovilizar menos recursos financieros y, por tanto, se podrá reducir gradualmente este porcentaje de fondos cautivos.

Los otros dos tramos, que conforman realmente el coeficiente de inversión de bancos y cajas, se diferenciarán sustancialmente por la remuneración que reciban los depósitos adscritos a cada uno. El segundo tramo estará formado por los fondos destinados a la adquisición de cédulas para inversión -de las que se nutre el crédito oficial- y la financiación de exportaciones. Estos recursos, especialmente las cédulas para inversión, tendrán una remuneración claramente por debajo de los tipos de mercado.

Libertad de elección

El tercer tramo será más libre en cuanto a su composición, y en él entrarán los pasivos afectos a la reconversión industrial, Instituto Nacional de Industria, eléctricas, vivienda, e incluso en algunos medios se considera que ahí podría entrar la posible suscripción de deuda pública para Rumasa si se elige que este método como idóneo para repartir la carga de las pérdidas de este grupo de bancos y empresas.En principio, los bancos y cajas de ahorro tendrán una mayor libertad a la hora de elegir qué títulos computarán en sus balances concretos para cubrir estos coeficientes, aunque no se descarta la posibilidad de que las autoridades económicas establezcan algún tipo de prima para desviar recursos hacia unos sectores u otros.

Los cálculos que se hacen en Economía sobre el alcance real del nuevo coeficiente de inversión son que éste no rebase los actuales niveles, al margen del 10% del pasivo que se deberá suscribir en pagarés del Tesoro. La rentabilidad del conjunto de depósitos adscritos a coeficientes será suficientemente elevada como para mantener, e incluso elevar, la rentabilidad media de las instituciones financieras, como se ha demostrado en el ejercicio pasado, en el que se han mantenido los beneficios de las cajas de ahorro y se han elevado los de los bancos en relación a un año antes, a pesar de dos elevaciones del coeficiente de caja no remunerado. Buena parte de estos mayores resultados se han debido a los elevados tipos de interés de los pagarés del Tesoro y de los certificados de regulación monetaria que adquirieron bancos y cajas.

En algunos sectores financieros se señala que, aunque a corto plazo la marcha atrás en la liberalización del sistema proporcione beneficios estables su conjunto, a medio y largo plazo provocará mayores problemas al ir en contra de las tendencias necesarias de liberalización y transparencia de la actividad financiera.

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