Los familiares del fallecido presentarán denuncia por presunto delito de asesinato
Los familiares del joven Maki Ojeda, que resultó muerto ayer en el curso de una operación policial realizada en la localidad vizcaína de Baracaldo, presentarán denuncia por presunto delito de asesinato, según informó ayer su abogado, Txema Montera. En el curso de una conferencia de prensa celebrada en Bilbao, el abogado anunció también la presentación de una denuncia por presuntos malos tratos a Juan Manuel Piriz, herido grave, y a Francisco Javier Rubio, asistido de politraumatismo. Tras conocer el contenido de la nota de la Jefatura Superior de Policía, en la que se le atribuye al muerto y a los cuatro heridos la participación en el asesinato del ex militante de ETA Mikel Solaun, Txema Montero declaró que "es un panfleto injurioso; no se puede demostrar ninguna sospecha, ya que no han podido prestar declaración".Según datos aportados por la mujer y el hermano de uno de los heridos, Francisco Javier Rubio Vallejo y Josu Olabarría -detenido en la misma operación- vivían juntos desde hace dos años. La mujer de Francisco. Javier Rubio, de quien está separada, señaló ayer a los periodistas que su marido estuvo en su casa, en la misma tarde del día 15, visitando a su hijo, de cinco años de edad, de nueve a diez de la noche. La mujer señaló que Francisco Javier Rubio "hacía vida normal y yo le noté como sien-ipre". El abogado, por su parte, declaró que Josu Olabarría, policía municipal, y Francisco Javier Rubio Vallejo, administrativo de Seguros Aurora Polar, asistieron al mitin que HB dio en Cruces esa misma tarde.
Por su parte, Herri Batasuna condenó la operación "de los Grupos Especiales Operativos (GEO) llegados de Guadalajara, que han intervenido con plena impunidad y beneplácito del Gobierno Civil de Vizcaya", acción que calificó de "asesinato a sangre fría".
De "actuación criminal" calificó la operación policial el portavoz de E E, Roberto Lertxundi. Han sido absolutamente exagerados y desproporcionados los medios empleados, ocupando una zona entera del barrio, peinando un montón de viviendas para, posteriormente, acribillar y destrozar todo el piso en el que se encontraba el supuesto comando". Más adelante, Roberto Lertxundi se refiere al historia del joven que resultó muerto, para aclarar que éste, así como dos de los heridos más graves, "formaron parte del comando autónomo, sin ninguna relación con ETA Militar, como se demostró en el juicio realizado en noviembre de 1982 en la Audiencia Nacional, que me tuvo retenido en abril de 1981 bajo amenazas a mi familia".
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