El 'Bolero de Ravel'
El viernes, en las danzas obligatorias, fueron el pasadoble, la rumba y el vals westminster. El domingo, en las de creación, el Capricho español de Rimski Korsakov. Ayer, en la danza libre final, con la coreografía de un amor imposible que termina trágicamente en el cráter de un volcán, la música del Bolero de Ravel. Jayne Torvill y Christopher Dean, la pareja británica de patinaje artístico sobre hielo, volvieron a maravillar. Como en los mundiales de Helsinki-83, consiguieron la puntuación máxima de 6,0 en el valor artístico por parte de todos los jueces (es la segunda vez en la historia del patinaje que se logra la perfección); en el valor técnico, obtuvieron 3 notas de 6,0 y el resto fue de 5,9. La secretaria de una compañía de seguros y el bobby de Scottland Yard, que han disfrutado de una ayuda de su ciudad, Nottingham, de 60.000 libras (1.300.000 pesetas) para entrenarse libremente en Oberstdorf (RFA), en una pista especial, añadieron el primer título olímpico a sus múltiples entorchados europeos y mundiales en los últimos cuatro años.El oro, con ellos en competición, está vedado para otras parejas tan magníficas como Bestemianova-Bukin (URSS), plata, y Klimova-Ponomarenko (URSS), bronce. Torvill y Dean ya lo han ganado todo y, después de los próximos mundiales de Ottawa (Canadá), pasarán al profesionalismo, pero formando una compañía propia. Su estrella es demasiado grande para incluirse en un programa de reparto. Están juntos todo el día, se entrenan entre cinco y siete horas diarias, pero ni siquiera son novios, como otras parejas famosas del patinaje. Lo suyo, dicen, es una unión aún amateur, pero con todos los visos de profesional.
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