'Raza', el 'Potemkin' del franquismo
"A finales de 1940, mientras España vivía el drama de una posguerra sangrienta y depauperada y Europa hervía en una conflagración mundial, el general Franco, en la soledad de su gabinete de mando, escribió un relato titulado Raza". Así comienza Román Gubern su agudo análisis del famoso guión, que aquel año se tranformó en cine, y que compone su libro, Raza, un ensueño del general Franco, publicado paralelamente a la aparición del filme, Raza, el espíritu de Franco, (1977) revisión de Gonzalo Herralde de la película original.Ésta fue rodada por José Luis Sáenz de Heredia, cineasta emparentado con José Antonio Primo de Rivera y tan ferviente admirador del dictador que años después filmaría, Franco, ese hombre, homenaje a los llamados 25 años de paz. Franco escribió el guión de Raza bajo el rimbombante seudónimo Jaime de Andrade, y aunque corrió pronto la voz de su autoría (el crítico de la revista Primer plano no pudo evitar elogios directos y evidentes al decir que "solamente una visión exacta, perfectamente sentida espiritual y literariamente, como la de Jaime de Andrade, es capaz de dar fondo y forma a lo que por otros cauces hubiera podido derramarse"), no se conoció oficialmente la identidad del autor hasta que Franco pidió en 1964 su ingreso en la Sociedad de Autores.
Gubern, no duda en considerar las relaciones personales que el guionista estableció con su personaje principal, José Churruca, "proyección imaginaria y sublimada del diminuto y tímido general Franco". Efectivamente, entre lo que a Franco le ocurrió y lo que soñó que le ocurriera, Churruca es un héroe de tebeo, que pide misiones "cuanto más duras, mejor". Es el más fiero, coherente, guapo y alto del conjunto. José Churruca es valiente desde que nació, tan obediente y generoso como su hermano Pedro es interesado y cobarde. Cuando el padre cuenta a ambos las gestas del primer gran Churruca, Pedro, que más tarde se hará rojo, pregunta si fue rico; mientras José, que desfilará en la Victoria, se interesa sólo por la valentía de tan mítico antepasado.
El panfleto es tan elemental que resulta grotesco, lo que no impidió, naturalmente, que el estreno de la película el 5 de enero de 1942 (regalo de Reyes al pueblo madrileño- según Gubern) constituyera un acontecimiento, que se prolongó en las proyecciones sucesivas. Sáenz de Heredia fue premiado, por su trabajo con las máximas ayudas oficiales y "con la autorización del Generalísimo para ir personalmente a Rusia y proyectar allí la película a nuestros camaradas de la División Azul", Sin embargo, cuando en 1950 volvió a proyectarse Raza y ya con un doblaje distinto, que mátizó agresiones de la primera versión, el filme quedó arrinconado sin que su carrera se haya mantenido más allá de las proyecciones televisivas de que esporádicamente goza.
Se habló elogiosamente del trabajo de dirección, pero aunque puede ser cierto que ésta fuera la película más cuidada de Sáenz de Heredia, su torpeza se hace evidente en numerosas ocasiones (la batalla de Trafalgar, por ejemplo), aunque en otras pretendiera elevar su nivel rebuscando elementos poéticos no exentos de pretenciosidad (el fusilamiento de los curas en la playa). Alfredo Mayo se transformó con esta película en el galán de moda, repitiendo luego este personaje de héroe en otros varios filmes. Junto a él, Ana Mariscal, con aire compungido, interpreta la novia fiel que sólo es besada en la frente y en un momento de especial relieve dramático; también pronuncia eventuales frases para la Historia, mirando siempre al tendido.
Homenaje a Raúl Cancio
Raúl Cancio, a quien el programa La noche del cine español rinde hoy su homenaje, es en Raza el cuñado dubitativo que en pleno campo de batalla sólo piensa en su familia, a la que quiere ver aunque deba cambiar de zona. Al acabar la guerra, feliz, canta con sus hijos el famoso Café, una cosa que yo sólo sé.Fue un actor de reparto "grandote y bonachón, risueño y calavera, el amigo fiel y algo machista de los galanes de entonces", según escribe el director del programa, Fernando Méndez Leite. Raúl Cancio, efectivamente, se hizo imprescindible en los repartos de posguerra, no sólo en las películas heroicas, (le vimos recientemente en Harka, como el teniente que muere en la emboscada de los moros), sino más habitualmente en comedias y dramas sociales. Fue un intérprete que suplió las deficiencias de la época con una simpatía personal que prolongó por la pantalla. Cuando a finales de la década su estrella comenzó a declinar junto a las de sus contemporáneos, se aventuró en la dirección cinematográfica con una curiosa película que trasladaba al cine a Antoñita la fantástica, el personaje de Borita Casas. Tres ladrones en la casa (1948), no tuvo, sin embargo, un éxito suficiente para estimularle una carrera tras la cámara; los críticos, por su cuenta, ayudaron a desanimarle, aunque como supervisor del ensayo actuara el ya experto Luis Lucia.
Raza, se emite hoy a las 20.35 horas por la segunda cadena, dentro del programa La noche del cine español.
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