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XIV Juegos Olímpicos de Invierno en Sarajevo

La URSS ganó en fondo y en patinaje de velocidad hombres

Los temores que existían sobre la inestabilidad climatológica de Sarajevo se han confirmado plenamente. El tiempo ha empeorado aún más por un enorme temporal de viento y nieve. El descenso masculino de nuevo tuvo que ser suspendido, pues en la salida hacía un viento impresionante, de 200 kilómetros por hora. En las únicas finales celebradas, la URSS, como se esperaba, dominó el fondo masculino, sobre 30 kilómetros, y el patinaje de velocidad de hombres, mientras el de mujeres volvió a ser de la RDA.

Hace dos días que no cesa de nevar intensamente en todo el valle y las montañas que rodean la zona de las competiciones corren serio peligro de verse colapsadas si no hay mejoría. De la nada se ha pasado al todo sin una solución intermedia, al menos asequible, y existe una capa de 30 centímetros de nieve en la misma ciudad. Las previsiones no son nada optimistas a corto plazo.La muerte de Yuri Andropov no alteró lo más mínimo, al menos externamente, según fuentes de delegados y periodistas soviéticos, los planes del equipo de la URSS. Como mucho, algunos se pronunciaron con un "l don't know" ("no lo sé"). Los cuatro ganadores de medallas ayer estuvieron normalmente en la ceremonia que se celebra todos los días por la tarde en la explanada de Skenderija, sin ningún signo externo o brazalete que señalara la muerte de su líder político. Se especula, sin embargo, con la posibilidad de que Marat Gramov, máximo mandatario deportivo soviético y presidente de su comité olímpico nacional, viaje a Moscú hoy. Fue nombrado, un tanto sorprendentemente, a primeros de enero de 1983, poco después del último cambio en la cúpula de la URSS.

Dominio militar

Al aire libre, debido al mal tiempo, sólo se disputó según el horario previsto la primera final masculina de esquí de fondo. Esta modalidad ancestral nórdica, con el nombre original de los países escandinavos, ha pasado a llamarse soviética, y, según rezaban los pronósticos, el dominio de la URSS ayer fue casi absoluto. Sólo el soldado sueco Svan sorprendió con su hazaña contra el temporal, con viento de 36 kilómetros por hora (el reglamento permite hasta noventa) y pudo quitar la medalla de bronce al tercer representante soviético. Pero Nikalai Zimiatov y Alexander Zavialov hicieron toda una exhibición. Los españoles, Giró y Prat, en un buen ejemplo de la diferencia que tiene el mediocre esquí español con lo que se lleva por el mundo (en fondo, no mucho peor ahora que en alpino), se clasificaron en los puestos 56 y 66 sobre 70 clasificados de los 72 participantes, a 15 y 20 minutos, respectivamente, del vencedor. Al menos, no fueron descalificados como un italiano y un exótico costarricense.

Zimiatov salió en último lugar (el fondo es una contra reloj) individual, pero ya hizo mejores tiempos que Zavialov, dorsal 48, en los controles dé los 6,8, 15 y 21,8 kilómetros. La carrera no tuvo cambios desde el principio hasta el final, siempre con el mando soviético. Las decepciones estuvieron a cargo de otros nombres famosos, como el campeón olímpico sueco Wassberg, sólo 14, o el norteamericano Koch, ganador de una copa del mundo, el 23. Zimiatov, oficial del ejército, naturalmente, como Zavialov, lesionado y enfermo varias veces en los últimos dos años, tras ganar los 40, 50 y relevos 4x10 kilómetros en Lake Placid-80, sólo se ha recuperado para los juegos. Ambos soviéticos, curiosamente, cumplirán 29 años en mayo. Zavialov, 22 días antes.

En la distancia más corta del patinaje velocidad, los 500 metros, la alemana Christoa Rotherburger, primera y única mujer que ha bajado de los 40 segundos en la distancia, impuso su ley a Karin Enke, ganadora ayer en 1.500 y campeona olímpica del medio kilómetro en 1980. Su marca, no obstante, en un día infernal que obligaba a quitar la nieve de la pista de hielo cada siete parejas participantes, quedó lejos de los 39.69 (45,37 kilómetros por hora) conseguidos, además, en altitud, en 1983, en la pista soviética de Medeo (Alma Ata, Kazhastan), a 1.691 metros de altitud, 1.150 más que aquí en Sarajevo. Cristoa, estudiante de Dresde, como Karin Enke, de 1,64 metros y 59 kilos, con un físico menos potente, pero de mayor explosión para el sprint, hizo ya el mejor tiempo en los primeros cien metros, antes del anillo completo de cuatrocientos, como en atletismo. Sus 10.84, con salida parada, la equiparan, curiosamente, a Evelyn Ashford o a su compatriota Marlies Goehr, las atletas más rápidas.

En la prueba masculina, sin que Estados Unidos tenga un sucesor de cierta altura para Eric Heiden, quíntuple ganador olímpico en Lake Placid, las tres medallas se repartieron entre los miembros del grupo de aspirantes que podían tener su día. El soviético Fokitchev (1,82 metros, 78 kilos) sentenció el oro desde el principio, pues fue uno de los patinadores de la pareja inicial. Sus 38.19 (47,1 kilómetros por hora) quedaron bien lejos de sus 36.81 personales o de los 36.57 de su compatriota Pegov, plusmarquista mundial también el año pasado en Medeo, a casi 50 kilómetros por hora, pero que ni siquiera estuvo en el trío titular ayer.

Los dos patinadores soviéticos restantes, Kozlov, sexto, y Danilin, noveno, habían superado por una centésima (38.74 por 38.75) a Fokitchev, en los pasados campeonatos de la URSS, el 27 de enero. El delgado japonés Kitazawa (1,68 metros, 61 kilos), estudiante de Sapporo, fue ayer un sorprendente segundo, cuando se esperaba a Kuroiwa, campeón mundial de sprint en 1983, pero sólo décimo ayer. El canadiense Boucher, muy regular en todas las distancias tuvo su mérito al lograr el bronce.

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