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Crítica:El cine en la pequeña pantalla
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Color para un detective cansado

En los años treinta, y casi hasta mediados de los cincuenta, ser detective privado y moralista en los Estados Unidos aún podía ser una vocación de destino en lo universal. El país daba para el positivismo callejero de poca teoría y certero instinto, ése que permite discernir el corazón de oro en el viejo ex convicto y adivinar la daga bajo la combinación de la bella.Por eso los detectives de la serie B en blanco y negro salían tan resultones. Por eso Bogart podía echarle a las confrontaciones con malandrines traficantes de halcones la misma fe en la victoria que el general McArthur puso ante los japoneses. Ante la ley de la selva en la jungla de asfalto, los detectives de Hollywood oponían una impasibilidad escéptica y sabia que les hacía ver claros los casos y les ayudaba a soportar con filosofía los moretones que recibían.

Pero Robert Mitchum en Adiós muñeca, el filme de Dick Richards basado en la novela homónima de Raymond Chandler que TVE emite hoy en Sesión de noche, ya no es aquel Marlowe pletórico que encarnaba Bogart (ni tampoco, por supuesto, el Marlowe con rostro de Cary Grant que el propio Chandier dijo imaginar). Marlowe / Mitchum es un ser cansado, fatigado de su soledad y tal vez de la sórdida existencia profesional a que le obliga la guerra mundial (la acción del filme transcurre en 1942).

A cambio de este Marlowe menos sólido, el filme ofrece una nueva dimensión de las películas de sene negra, una dimensión que sólo Roman Polariski había intentado antes con éxito en su muy naturalista Chinatown (1974). Se trata del color y la nueva tecnología de efectos especiales, que en Adiós muñeca se conjugan con un cuidadísimo atrezzo para prestar una seductora atmósfera a este thriller de 1975.

Adiós muñeca, con sus ambientes cálidos y difusos, con los brillantes automóviles de época y con los vestidos de Charlotte Rampling enmarcados por el ala del sombrero de Mitchum, retrotrae al espectador a la sordidez punteada de hechizos en que Chandler envolvía sus tramas. Es un clima fílmico sensiblemente diferente a los que construía John Huston (El halcón maltés), Polanski en Chinatown o Robert Altman en su posterior versión de El largo adiós, protagonizada por Elliot Gould.

Pero el detective Philip Marlowe está cansado, y si no fuera porque en el fondo tiene un corazón de oro y a su edad sigue gustándole el oficio, jamás aceptaría el encargo de su viejo conocido Moose Malloy (John Ireland) en este seductor y eficaz revival de la época dorada de los filmes norteamericanos de serie negra. La felina y perturbadora mirada de Vilma (Charlotte Rampling, cuya actuación es uno de los principales atractivos de la cinta) se adivina tras un complicado embrollo.

Adiós muñeca se emite esta noche a las 21.35 por la primera cadena.

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