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Los accionistas mayoritarios de Torras Herrería compran el 15% que ostentaba el Fondo de Garantía de Depósitos

Xavier Vidal-Folch

Los accionistas mayoritarios y tradicionales de Torras Herrería y Construcciones, la primera empresa siderúrgica catalana, han adquirido al Fondo de Garantía de Depósitos el 15% del capital que éste ostentaba como herencia de Banca Catalana. La compraventa, que se formalizó el viernes pasado, se realizó valorando las acciones ligeramente por encima de la par. Con ella, el Fondo liquida prácticamente sus participaciones en la siderurgia catalana, de carácter no integral.La venta del antiguo paquete -cifrado exactamente en el 14,98%- del grupo Banca Catalana, adquirido en 1975 por el Banco Industrial de Cataluña (BIC), ascendió a cerca de 250 millones de pesetas. El capital social de la empresa es de 1.599 millones y su facturación anual se sitúa sobre los 15.000 millones de pesetas. Torras inicia, con este rescate de acciones, una andadura independiente, tras casi un decenio de constituir la empresa-cúpula del grupo siderúrgico catalán organizado en torno al BIC.

El anterior paso en este proceso de desvinculación de otras empresas siderúrgicas fue dado en noviembre de 1982, por un acuerdo con el socio bancario. Dicho acuerdo permitió a Torras acogerse al plan de reconversión de los aceros comunes -con unas ayudas oficiales superiores a los 2.000 millones de pesetas-, y posibilitó la apertura de una línea crediticia de 1.000 millones de pesetas del BIC a la compañía.

Otra cláusula del pacto supuso el traspaso al BIC de las acciones que Torras poseía en varias empresas del sector, por un importe de 1.430 millones de pesetas. Se trataba dle paquetes de Altos Hornos de Cataluña; Rivière, SA; Trenzas y Cables de Acero, SA (TYCSA); La Calibradora y Suministros Roviralta. Estas vinculaciones accionariales eran parte fundamental de la estrategia diseñada desde el banco en los primeros años setenta para la constitución de un sólido grupo empresarial autosuficiente y con notables economías de escala.

Intereses en juego

El interés de los accionistas mayoritarios en la adquisición de la totalidad de Torras se relaciona con su voluntad de establecer una línea de actuación y un consejo homogéneo, precisamente en un momento de desahogo de explotación y financiero. En efecto, el sistema de financiación pactado en noviembre de 1982 y apoyado por el plan de reconversión ha surtido sus frutos, según fuentes de la dirección, hasta el punto de que su operativa financiera no necesita moverse más allá del descuento comercial y la prefinanciación de exportaciones.

Además, el mercado siderúrgico ha tirado en 1983, especialmente en su segmento exterior, adonde se dirige la mitad de la producción de la empresa, sobre todo gracias a la apreciación del dólar. Torras exporta desde hace años a una quincena de países, entre los que destacan la Gran Bretaña, Francia y la República Federal de Alemania. El interés del Fondo por la operación obedece a su filosofia desinversora, presidida por el objetivo de recuperar al máximo los recursos empleados en la adquisición de activos provenientes de las crisis bancarias. En bastantes casos este principio se ha compaginado con una cierta preferencia, a igualdad de condiciones, por la venta de sus paquetes a los otros socios de las empresas en que participaba.

Durante el año pasado la actividad vendedora, ya de Banca Catalana, ya del Fondo, se materializó en la enajenación de TYCSA y de Riviére, dos de las sociedades del grupo que registraban una cuenta de explotación más positiva. La mayoría de la primera de ellas fue adquirida por ocho accionistas minoritarios, que ostentaban hasta entonces un tercio del capital. El 67% de Rivière fue adquirido por un grupo empresarial catalán representado por Manuel Varela Martos.

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