La policía descarta el móvil económico en el secuestro y asesinato de la esposa de Salomó
El asesinato de María Teresa Mestre Guitó, esposa del industrial Enrique Salomó, uno de los encausados por el fraude de la colza, no parece responder a una acción derivada de un secuestro organizado para obtener rescate ni a un acto delictivo para robar a la víctima, sino más bien a la obra de un demente o de un acto realizado por motivos pasionales, según fuentes de la Dirección General de Policía. Las pistas que se siguen en estos momentos apuntan hacia uno o varios psicópatas o bien a una venganza. Se considera improbable que el secuestro y el posterior asesinato pueda ser obra de una sola persona.El cadáver de la mujer apareció a la 1.50 horas de ayer en un vertedero de basuras del término municipal de Cambrils (Tarragona), a cuatro kilómetros escasos del domicilio familiar, cortado en tres trozos y con signos de violencia, aunque no de violación. En los restos, que fueron hallados por tres empleados del servicio municipal de recogida de basuras, se encontraron joyas, algunas de gran valor, lo que hace pensar a los investigadores que el robo no fue el motivo del crimen. En su mano aparecieron siete monedas de curso legal, que sumaban 88. pesetas, dentro de un guante gris. Esta extraña circunstancia permite suponer que se tratara de algún tipo de crimen ritual. El cadáver apareció vestido únicamente con ropa interior, y según la autopsia, la muerte sobrevino a consecuencia de los golpes de palo recibidos en la cabeza, que acabaron por desnucar a la víctima. Los asesinos la dejaron desangrar -la autopsia no ha hallado restos de sangre en el cuerpo- antes de descuartizarla en cuatro trozos con una sierra mecánica. En contra de lo que se creyó en un primer momento, el cadáver no llegó a ser congelado, aunque sí conservado en un frigorífico.
La autopsia sitúa la muerte entre 48 y 72 horas antes de ser hallado el cadáver. El cuerpo mostraba unos cortes limpios, perfectamente realizados. En la autopsia participaron especialistas forenses de Reus, Tarragona, Madrid y Barcelona.
Enrique Salomó recibió la noticia del gobernador civil de Tarragona a las 8.30 horas. Las autoridades han concedido tres días de libertad vigilada al esposo de la víctima -que permanece recluido en la cárcel provincial de Tarragona desde hace 30 meses- para que pueda asistir a los funerales. Ayer, a pesar de que estaba previsto que Enrique Salomó regresara a la prisión provincial de Tarragona a las nueve de la noche, el industrial aceitero fue autorizado a pasar la noche en su domicilío.
Páginas 11 y 12 Editorial en la página 8
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