Terminología médica
Nos permitimos dirigirnos a usted ante los constantes errores que se constatan en cualquier tipo de Prensa, tanto oral como escrita, en cuanto se tratan temas en relación, directa o indirecta, con la terminología médica.El hecho de dirigirnos a usted es debido al respeto que nos merece EL PAÍS como primer diario de la nación, prestigio que tiene bien ganado, por lo que todavía son más lamentables en el mismo tales equivocaciones, que, por otra parte, pueden ser subsanadas fácilmente con un correcto asesoramiento.
Por no ser prolijos, sólo tomaremos como ejemplo la noticia publicada el día 6 de diciembre de 1983, página 31, sobre la muerte de un nefrópata en Palma de Mallorca. En ella se indica que al enfermo se le practicó una paroscopia (sic), explicando que se trataba de introducir una lámpara a lo largo del esófago. Suponemos que se ha querido decir endoscopia, pues lo más parecido a esa paroscopia sería la exploración denominada laparoscopia, que consiste en la visualización de la cavidad peritoneal mediante un instrumento introducido a través de la pared abdominal.
También se indica en la misma noticia que en la autopsia (término sancionado por el uso, cuando lo correcto es decir necropsia) se dictaminó que el enfermo había muerto por paro cardiaco. No conocemos ningún muerto al que no se le haya parado el corazón. Para ese viaje no se necesitan alforjas.
Y no nos resistimos a recordar la noticia aparecida hace unos dos meses (no guardamos la reseña) sobre el cadáver de un niño encontrado cerca de Dos Hermanas. El reportero se permitía decir: "Según fuentes policiales, el cadáver estaba en decúbito supino, pero, según testigos presenciales, boca arriba". Hasta el momento, y que sepamos, yacer boca arriba es sinónimo de decúbito supino.
Si esto sucede en los temas en los que, como médicos, somos conocedores, mucho nos tememos que en otros campos en los que somos legos ocurra otro tanto y estemos recibiendo informaciones equivocadas o deformadas. /
Médicos.
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