Una muerte silenciada
Pedro Barrios, de 19 años, camarero de profesión, se dirigía hacia su casa, en la calle Prádena del Rincón, de Madrid, cerca de las cuatro de la madrugada del 21 de diciembre de 1973. Había estado en el Vips de la calle de Velázquez con unas amigas. A su regreso no encontró ningún taxi y se dirigió a su casa a pie a pesar de la lluvia. Al llegar a la casa donde había sido detenido Sánchez Montero observó que el, portal tenía luz y allí se guareció. Pero al ver a hombres armados echó a correr. Recibió un disparo que le causó la muerte 15 días después. La policía, que ocultó la gravedad del herido ante el juez, ofreció la versión de que Barrios guardaba parecido con el etarra Múgica Arregui. Esta muerte en extrañas circunstancia fue silenciada y sólo se aclaró años después. El Estado fue condenado a indemnizar a la madre del fallecido.
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