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Huecograbados Francino cumple 25 días de cierre patronal

La plantilla de la empresa Huecograbados Francino, de Rubí, compuesta por 458 trabajadores, protagoniza desde el pasado 9 de noviembre uno de los más duros conflictos laborales de los últimos años, cuyo balance provisional se salda con 13 despido! disciplinarios, un día de huelga, 25 días de cierre empresarial y la insólita exigencia de la empresa de que la plantilla acepte un expediente de regulación de empleo como requisito previo a la apertura de la fábrica.El cambio en las hasta ahora calificadas de paternalistas relaciones laborales de la empresa se originó a raíz de la consolidación como accionista mayoritario de Celofán Española, presidida por el ex ministro Rodolfo Martín Villa, cuya actuación en el conflicto ha endurecido la situación.

Huecograbados Francino, empresa punta de artes gráficas, perteneció originariamente a la familia Francino, hasta que el capital resultó dividido por terceras partes entre la propia familia, el grupo Celofán Española y otros accionistas mayoritarios. Se trata de una empresa de importante volumen de facturación en su especialidad, relacionada con, al menos otras cinco de su mismo ramo en Cataluña, entre las que se encuentran Celograf, de El Prat de Llobregat; Doyprak Ibérica, de Tarragona; Estudios Gráficos, de Tarrasa; Sallent Hermanos, de San Quirico, y Espirax, de Cornellà de Llobregat. Recientemente se acordó una operación de ampliación de capital por parte de Celofán Española, presidida por Martín Villa, que impuso, entre otras condiciones, el cambio de relaciones laborales en la empresa y el traspaso de la gestión a este último grupo.

El conflicto de Huecograbados Francino ha despertado gran expectación. A una acción de protesta meramente sindical, surgida a raíz de un simple problema de turnos de trabajo y de la implantación de una nueva máquina, la empresa respondió con el cierre empresarial, prolongado durante 25 días y con el despido disciplinario de 11 trabajadores, seguidos de otros dos despidos del área administrativa, uno de ellos el antiguo subdirector general.

Mientras tanto, la plantilla permanece en las puertas de la fábrica y parte del trabajo es encomendado a otras empresas que imprimen para Francino. La dureza de las sanciones, calificada por la nueva dirección como "escarmiento", se completa con la exigencia de que la plantilla acepte un expediente de regulación de empleo.

El asunto llegó al extremo que el pasado viernes el comité de empresa alcanzó un acuerdo con la dirección en el que incluso se aceptó el cambio de los despidos por sanciones, el reconocimiento de la "facultad direccional" de la empresa y la aceptación provisional de una reducción de jornada. Tal acuerdo, suscrito con intervención del Departamento de Trabajo de la Generalitat, fue roto por la empresa, tras una conversación telefónica con el ex ministro, quien ratificó la imposición de que la plantilla debe reconocer, por causas tecnológicas, la necesidad de reducir un centenar de empleos.

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