El 66% de los siniestros aéreos se producen por 'factores humanos'
Más de 7.000 personas han muerto en accidentes de vuelos regulares a lo largo de la última década. Desde 1952 hasta hoy, el coste económico ocasionado por los sucesos sufridos por aviones comerciales supera los 4.500 millones de dólares (unos 675.000 millones de pesetas). Pese a todo, "volar es seguro, 25 veces más seguro que viajar en su automóvil", como dice un reciente folleto de Aviación Civil. Un 99,99991% de los vuelos que se realizan en la actualidad llegan a sus destinos sin novedad. No obstante, el factor humano, unido en ocasiones a los escasos medios de ayuda a la navegación con que se cuenta en tierra, sigue siendo el origen de la mayor parte de los accidentes aéreos.
"Es imposible que un avión tan perfecto se caiga. A un jumbo hay que tirarle", afirma un comandante de Boeing 747. El 95% de los siniestros aéreos se registran en los ocho minutos anteriores al aterrizaje y en los dos minutos posteriores al despegue. En ambas situaciones, según aseguran en el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA), las pulsaciones del piloto pueden pasar de 60 por minuto a 180. En el 66% de los casos, se ha comprobado alguna responsabilidad del piloto, según datos oficiales de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI). Según un amplio estudio realizado el pasado año con 1.000 pilotos por el doctor P. Herrero Aldama y el comandante L. Santacreu, "el 78% de los encuestados confiesa haber tenido síntomas de fatiga aguda, y nada menos que el 43% del total de pilotos cree que ésta llegó a interferir en el vuelo. En total, son casi el 50% los que sufrieron una fatiga que les incitaba a retirarse momentáneamente de volar. La causa de la fatiga es atribuida por un 32% preferentemente a exceso de trabajo, pero también, por un 23%, al poco dormir y, por sólo un 15%, a condiciones desfavorables de vuelo".
Estas circunstancias, junto a otras de tipo personal, "pueden originar errores tan garrafales como el que parece que cometió el comandante de Avianca", asegura el piloto de jumbo. En ocasiones, no son ya sólo errores. Hace seis o siete años, recuerda un miembro del SEPLA, un segundo piloto español, afectado por una fuerte depresión, intentó estrellar su DC-9 antes de llegar a la pista. Un fuerte golpe del comandante evitó la catástrofe. El piloto sigue manejando ahora aviones, después de haber estado inhabilitado varios años.
Mejoras para España
Errores tan abultados ocurren también entre los técnicos que ayudan a la navegación dentro y fuera del avión. Después de un accidente registrado en América del Norte, se comprobó que el mecánico que viajaba a bordo del aparato era disléxico.A mediados de la pasada década, dos pilotos españoles, uno de ellos apellidado Machado, se mataron a bordo de un avión Dornier-28. Los mecánicos confundieron los cables de compensación y los pusieron invertidos, de manera que el avión descendía cuando eran accionados los mandos de ascenso, y viceversa.
En ocasiones, sin embargo, las ayudas a la navegación son vitales para evitar accidentes. Hace varios meses, el piloto de un gran avión de Aeroméxico que se aproximaba a Madrid comunicó al Centro de Control de Paracuellos del Jarama que ya veía la pista de aterriza e y descendía hacia ella. La rápida intervención de los controladores evitó que el avión cayera sobre la autopista de Barajas.
Los controladores españoles precisamente, han denunciado "las condiciones de fuerte tensión, debida a los escasos medios técnicos", en las que trabajan. Algunas áreas peligrosas, como la próxima al aeropuerto de Santiago de Compostela, ni siquiera disponen de radar, y la ayuda a la navegación aérea se hace con fichas. Pedro Tena, director general de Aviación Civil, ha dicho, sin embargo, que "el nivel de seguridad en España es similar a cualquier país europeo", aunque se mejorará próximamente con la instalación de nuevos radares en los principales aeropuertos del país.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.