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Balance de dos años del plan textil

Cumpleaños feliz para la reconversión textil

Gran relanzamiento de las inversiones en saneamiento y maquinaria, pero escasa participación de las 'pymes'

Xavier Vidal-Folch

En el momento de cumplir dos años de vida, el plan de reconversión textil ha logrado comprometer inversiones por un valor cercano a los 70.000 millones de pesetas -lo que multiplica por tres las inversiones de este año respecto al nivel que se hubiera alcanzado sin plan-, casi la mitad de las cuales corresponden al esfuerzo de las más de 300 empresas acogidas y el resto a las diversas ayudas otorgadas por el Estado. Los empresarios se muestran satisfechos por la aplicación del plan. La Administración también, con reparos. Estos reparos se incrementan desde la óptica sindical.

El desarrollo del plan, elaborado para cinco años en el marco de la ley Bayón y formalizado el 11 de septiembre de 1981, es valorado positivamente por la Administración socialista, sobre todo porque ha demostrado la voluntad de renovación y permanencia de las empresas, a través del relanzamiento de la inversión, y porque las reducciones de plantilla han sido de momento inferiores a las que se preveían.La reciente aprobación del nuevo decreto de reindustrialización por el Gobierno supondrá en este caso reforzar la continuidad, con algunos cambios, en la aplicación del plan textil. Los puntos más débiles del mismo han sido la escasa extensión de sus beneficios a las pequeñas y medianas empresas y el desarrollo del subplan de intangibles o inversiones inmateriales en los campos del diseño, moda y calidad.

Desde que se tramitó la primera solicitud de una empresa para acogerse a él, el 15 de octubre de 1981, hasta el 23 de septiembre de este año, la actividad de empresas, gerencia y comisión ejecutiva han sido ingentes: se han presentado 614, a un ritmo de 6,1 por semana El ritmo ha decrecido en 1983, en que se han presentado 3,2 expedientes por semana. Las razones de esta dinámica, según el gerente del plan, Jaime Rubio, radican en que "la mayor parte de las grandes empresas ya se ha acogido, ahora faltan las pymes, que en general tienen menor información; la reducción del porcentaje medio de concesión de ayudas por necesidades presupuestarias y la exigencia de mayores contrapartidas; y la existencia, hasta ahora, de una duda difusa sobre cuál era el mejor momento de acogerse, antes o después del nuevo marco de reindustrialización".

De las 614 solicitudes, se apro baron y aplicaron, hasta final de septiembre, 310, y a final de no viembre 32 más, con una inversión adicional de 4.675 millones. La re conversión iniciada en las 310 empresas afecta a un total de 71.425 trabajadores y a un conjunto de firmas que facturarán en el trienio 1981-1983 por valor de 255.264 millones de pesetas, de cuya facturación un 13,6% corresponde a la exportación. De las 89 peticiones de acogerse a la declaración de industria de temporada -que facilita la suspensión de contratos por 60 días al año- selaprobaron 26.

Triplicar la inversión

Los programas de inversión aprobados para las 310 firmas acogidas al plan en sus dos primeros años de vida ascienden a 64.587 millones de pesetas. De dicha cantidad, una gran parte se dedica a inversión material (54.971 millones de pesetas) y sólo una pequeña cantidad (9.616 millones) a intangibles, la asignatura pendiente. Estos 9.616 millones corresponden en su mayoría (el 65,8%) al sector de la confección, palataforma más apta para la creación de moda.

Según la última periodificación de las inversiones realizadas -al primer semestre de este año- se ha registrado un incremento de un 303%. en 1983 y de un 175% para 1984 en el nivel inversor respecto al que: éste hubiera alcanzado en ausencia de programa de reconversión, como se indica en el cuadro adjunto.

La inversión total corre a cargo del Estado (subvenciones, avales, créditos) y de los empresarios (ampliaciones de capital, aportaciones a saneamiento financiero). Los fondos públicos han ascendi do a 37.773 millones (en esta cifra se incluyen conceptos arancelarios nó sumados en la cantidad anterior de inversión total), y los privados, a 29.070 millones. Es decir, por cada peseta que ha dispuesto el erario público, los empresarios textiles han puesto unos 80 céntimos.

Este dato es valorado muy positivamente por el director general de Inclustrias Textiles, Miguel Ángel Feito, ya que "demuestra que los einpresanos han recuperado la voluntad de supervivencia y lo han traducido en hechos, poniendo recursos propios". Sin embargo, "en algunos casos se ha sido demasiado generoso, apoyando y reflotando empresas que se habían llevado al desastre", indica Feito, "y eso se ha hecho antes de este año sin exigir cambios de dirección o modificaciones de accionariado". O, como se apunta en el Libro blanco de la reindustrialización, "con cantidades menores de recursos públicos se hubiera podido movilizar el mismo volumen de inversión".

La versión de los empresarios textiles, quienes por una vez se muestran satisfechos, coincide con la de la Administración al opinar positivamente sobre el desarrollo del plan. Pero diverge en la visión sobre las ayudas. "Se ha arrancado una inversión importante en un sector polémico y al que algunos creían en declive", manifiesta el presidente de AITPA, la patronal del proceso algodonero, Josep Maria Pujadas, "con una aportación muy pequeña del Estado". Los empresarios prefieren relacionar su inversión directa (29.070 millones) con las subvenciones (17.281 a fondo perdido) y no con todas las ayudas oficiales que algún día se devolverán, aunque sea en condiciones muy favorables. Traducido a porcentaje, eso significa que por cada peseta comprometida por las empresas, el Estado ha donado 60 céntimos. Se escoja el baremo que se escoja, lo cierto es que "las contrapartidas empresariales han sido al menos tan importantes como en otros sectores", según Jaime Rubio.

Desde la óptica sindical, la aplicación del plan ha tenido enormes carencias. Un reciente informe de Comisiones Obreras destaca las siguientes: falta de integración vertical (no se incorporó a los fabricantes de maquinaria, a la cabaña lanera ni al algodón/materia prima; ausencia de planes sectoriales y por producto; la falta de participación sindical en la comisión ejecutiva; la dependencia tecnológica del exterior y la falta de control y seguimiento de las ayudas. Dirigentes sindicales citan, al respecto, el caso de la suspensión de pagos de Puigneró, que califican de "escandaloso, porque el análisis finaripiero estaba mal hecho".

Lo que ocurre fuera del plan

En cuanto al empleo, éste "se está destruyendo fuera del plan, de forma salvaje", según el sindicato. Los empleos netos perdidos en los dos años han sido 5.207, un 7,3% de la plantilla global de las empresas cogidas (71.425), muy por debajo de lo que correspondería según las previsiones (pérdida de 41.000 puestos en las empresas acogidas). Pero fuera del plan, en las pymes, se está haciendo una "reconversión salvaje", según CC OO: mientras en 1982 la disminución de puestos provocada por el plan fue de sólo 2.882, en el conjunto del textil las bajas notificadas a la Seguridad Social ascendieron a 14.121.

Geográficamente, se lleva la palma Cataluña, lo que es coherente dada la concentración del sector en ella, con 208 empresas acogidas, totalizando el 67,1% del total. Le sigue el País Valenciano, con 47 empresas (el 15,2%) y Andalucía, con, 9 firmas (el 2,9%), quedando el resto a mucha distancia. Por subsectores, el proceso algodonero encabeza el proceso inversor en activos tangibles (20.059 millones), seguido de las fibras (8.252 millones), lana (5.793 millones), género de punto (5.566 millones) y seda (4.747 millones).

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