El PNV y las grandes solemnidades
Al parecer, el señor Garaicoetxea, presidente del Gobierno autónomo vasco, tiene un sentido festivo de la existencia. Los españoles le hemos visto y oído decir en televisión, al salir de una audiencia real, que la gran solución que ha encontrado para la bandera española en el País Vasco es colocarla al lado de la ikurriña únicamente en las grandes solemnidades. Y eso lo hace porque él, según dijo, es muy partidario del amor y del afecto, y no del odio.Yo no sé qué entenderá por solemnidades el señor Garaicoetxea. Desde luego, se ha visto que no entran en tal consideración las masivas manifestaciones de españoles contra el terrorismo. Tal vez reserve la bandera para las procesiones de Semana Santa, como una mortificación más. En cualquier caso, lo menos que se puede decir de ese planteamiento del PNV y del señor Garaicoetxea es que resulta un comportamiento mezquino y alicorto, como el de esos católicos de escaparate que se consideran satisfechos con comulgar por la Pascua florida. Los símbolos tienen un significado que no ¡debe sacarse de su justa dimensión. Pero, precisamente por ello resulta inadmisible que se pongan en peligro realidades históricas muy serias, porque a uno le parezca que basta con las fiestas para cumplir con lo que ordena la Constitución para todos los días.
¿Cómo se puede hablar de lentitudes en el desarrollo de los estatutos, establecidos de acuerdo con la Constitución, por quienes aplican la Constitución, en la parte que les toca, con tanta parsimonia y solemnidad? Y, sobre todo, ¿cómo se puede continuar insistiendo en vincular de forma ambigua el desarrollo estatutario con el terrorismo? Los españoles tenemos derecho a pensar que si el PNV sigue con esa ambigüedad, el terrorismo puede convertirse en un elemento favorable para exigir más competencias y más autogobierno. La enorme comprensión y generosidad política con que se ha tratado el problema vasco descalifica cualquier pretensión de hallar justificaciones de desarrollo autonómico al terrorismo de ETA. Al PNV le gusta repetir que no se le comprende, suponemos que en Madrid; pero los españoles hemos comprendido muchas cosas, y ya empezamos a estar cansados de que se nos acuse de no comprender. Yo no sé si el señor Garaicoetxea y su partido conocen unos curiosos versos de Ausias March, el gran poeta valenciano del siglo XV, que citó en una traducción castellana: "Si un vizcaíno se halla en Alemania y, baldado, no puede hablar por señas, / cuando enferme, remedio no ha de darle / médico alguno, si no es de España, / que de su mal tendrá mayor noticia / y entenderá mejor su calidad".
Los versos de Ausias March ya eran reveladores en su tiempo. Desde entonces, como todos hemos ido teniendo mayor noticia de nuestros males, estamos en condiciones de entendernos
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mejor. Y hemos comprendido que los demás españoles, por el superior bien de la armonía política de España, debíamos aceptar, y aceptamos, por ejemplo, un régimen especial de conciertos fiscales para el País Vasco, que a muchos les parece privilegiado. Ya sé que, hechas bien las cuentas, un sistema de conciertos y cupos puede incluso ser perjudicial para quien lo adopte; todo depende de la cuantía del cupo que se fije. Pero la opinión general que se puede recoger en los distintos medios no vascos es que, si ellos defienden y exigen el régimen de concierto con tanto celo será porque es un sistema fiscal que les favorece, pues nadie emprende batallas costosas y prolongadas para pagar más impuestos que el resto dé los ciudadanos. Y esa opinión es la que cuenta. Decía Montaigne, glosando una sentencia griega, que los hombres se atormentan por las opiniones que se forman de las cosas más que por las cosas mismas. Y así es. Existe la opinión de que los conciertos favorecen, el régimen fiscal de los vascos y, sin embargo, los españoles lo hemos asumido en aras de la comprensión de sentimientos y tradiciones profundas de Euskadi, que faciliten la realización de un común proyecto histórico en paz, libertad y cooperación,. solidaria. Lo que no podemos asumir es que se nos diga que carecemos de comprensión por no entender que se incumpla la Constitución, y que se considere un tremendo sacrificio hacer ondear la bandera de todos los españoles al lado de la bandera vasca.
Cuando se produjo la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la LOAPA fue recibida con gran júbilo por las autoridades del Gobierno vasco y su partido, y con menos júbilo por el Gobierno de Madrid y, por el PSOE. Pero se procedió a dar escrupuloso cumplimiento a lo ordenado por los intérpretes de la Constitución, como exigen la ley y la razón. ¿Por qué no hacen lo mismo el PNV y el señor Garaicoetxea con otras normas que les obligan a ellos, aunque lo lleven a cabo sin explosiones de júbilo?
¿En qué parte de la Constitución o del -Estatuto vasco figura esa reserva de la bandera española para la solemnidades que el señor Garaicoetxea tenga a bien considerar? ¿A dónde piensa el PNV que conducen ése y otros comportamientos similares?
Los españoles sabemos que no es fácil pasar de un Estado centralista a ultranza a un sistema federal, como es el Estado de las autonomías. Y sabemos y sentimos que en el País Vasco existe una situación especial y dolorosa, que requiere nuestra comprensión y nuestra solidaridad. Pero la comprensión y la solidaridad tienen que ser recíprocas, exigen que no se cuestione la unidad de España y sus símbolos y que no se hable con ambigüedad de desarrollo político estatutario cuando se menciona el terrorismo. Porque el terrorismo mata sin aguardar a las solemnidades, y no va a dejar de hacerlo porque los doctores de la universidad vasca lleven una ikurriña en el gorro académico, o el señor Garaicoetxea tenga mando sobre la policía. Los terroristas de ETA quieren la independencia del País Vasco, y ese desarrollo político no está previsto ni lo permite la Constitución. No cabe, pues, ninguna ambigüedad. Las cosas están claras y nítidas. Quien no lo parece es el PNV. En su mano está cambiar esa apariencia. Si prefiere hacerlo en día festivo, no hay nada que objetar, pero el Partido Nacionalista Vasco debe clarificar su posición. Así será más fácil comprenderle.
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