Margaret Thatcher,
primera ministra británica, ha abandonado el traguito de whisky y su afición al fish and chips, tradicional y grasiento cucurucho de pescado y patatas fritas, por considerar que la papada que tenía y su exceso de kilos le daban aspecto de matrona. La Dama de Hierro empezó hace cuatro meses una dieta en la que, además de reducir sus desayunos, toma sólo ensaladas, carnes y verduras y no bebe más que zumos y leche descremada. Thatcher, a quien los comentaristas británicos dicen encontrar más joven y más delgada, rompe su dieta sólo en comidas oficiales.
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