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Tribuna
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Histéricas

Así que se ha estrenado Hysterie, una obra de teatro que aplica las teorías del neurólogo Chocot a las heroínas de ópera.Quién te iba a decir, Lucía, cuando te citabas en los jardines del palacio de Lammermoor para jurarle amor eterno al caballero Edgardo, que los seguidores de Chocot iban a acaban convirtiéndoos, a ti y a tus colegas -Violeta Valéry, Dalila, Tosca y tantas otras-, en sencillas histéricas, reduciendo vuestra grandeza, que era vuestra capacidad de revelaros, aunque fuera hacia adentro, a una simple etiqueta que se pega en la frente de la díscola como a un frasco cuyo interior conviene clasificar y aislar. Algunos chicos, Lucía, se han dedicado a investigarte, a investigarnos, pero todavía no han encontrado científicas dtflniciones para hablar de Napoleón, de Alejandro, de Julio César, de tantos que convirtieron al mundo en víctima de sus histéricos cabreos. Quizá ni siquiera han querido buscarlas.

Al fin y al cabo, vosotras, noblemente, optabais por la autodestrucción. Cuando el entorno se tornaba obsesivamente contrario, hostil hasta la desmesura, vosotras imaginabais otro espacio en el que poder fantasear con la libertad arrebatada. Contra el egoísmo de los tiranos, contra la cadenas patriarcales que os humillaban, contra las convenciones sociales que intentaban poner un bocado de acero a vuestras emociones, alzabais el grito armónico de vuestro desconsuelo, el impulso que os lanzaba desde lo más alto de los torreones.

De vez en cuando, en las páginas de sucesos, encontramos ahora a alguna Medea desesperada que ha prendido fuego, por venganza, a lo único que le estaba permitido poseef, a alguna Tosca reparadora de agravios. Por las fotografías coloreadas de la Prensa del corazón, tal vez pasea una Traviata, una extraviada que ha cometido el error de creer que no le cobran por lo que obtienes en el acto. Pero, en general, la grandeza del dolor o del desvarío ha sido constreñida a los límites de una fría definición.

Si ellas,eran histéricas, ¿qué fueron Verdi, Piave, Donizetti, Bellini y tantos otros, que las inventaron? Histéricos también, aunque con contunidades para crear. Es decir, artistas.

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