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Desde las elecciones de 1979, los ayuntamientos protagonizan las iniciativas culturales locales

Uno de los fenómenos más relevantes a que ha dado lugar la democratización de la vida municipal ha sido lo que muchos de los vecinos de los pueblos madrileños conocen como movida cultural. Localidades donde la posibilidad de entretener el ocio de forma creativa se reducía al cine y a unas fiestas patronales descoloridas, son hoy asiento de universidades populares, anfiteatros, semanas de cine y espectáculos teatrales, exposiciones plásticas o concursos de literatura. Los artistas han comenzado a incluir en sus rutas las poblaciones del área metropolitana de Madrid y del resto de la provincia.

La actividad cultural en las ciudades y pueblos de Madrid ha suscitado, una vez pasado él deslumbramiento inicial, una polémica sobre si los vecinos asisten al nacimiento de una cultura viva y abierta, nacida de los barrios, o a un proceso dirigido y patrocinado por las fuerzas políticas dominantes en los ayuntamientos. Dicho de otra forma, se discute sobre el carácter participativo o meramente consumista de las nuevas iniciativas culturales.La polémica puede no ser tal s se acepta un tercer punto de vista, ofrecido por José Antonio Navalón, escultor y pintor, que ha expuesto en fecha reciente en la sala Picasso, de Colmenar Viejo. Según Navalón, "lo que ocurre es que la gente aún no se ha recuperado de la sorpresa. Al salir del túnel de estos 40 años, los habitantes de los pueblos, la gran mayoría de ellos inmigrados, de un nivel cultural muy bajo, se encuentran con que el ayuntamiento no es sólo un señor que pone multas, sino un organismo. que puede y debe hacer la vida más agradable".

Los ciudadanos, según cree Navalón, "centraron sus peticiones en problemas inmediatos, como más colegios de EGB, y se han encontrado con que los ayuntamientos sobrepasan su demanda, y no sólo ofrecen colegios, sino universidades populares, granjas-escuela, talleres de artes plásticas, etcétera. Lo que están haciendo los ayuntamientos, y yo creo que bastante bien, es poner las bases para que puedan fructificar".

Adultos que estudian

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Un día cualquiera del mes de octubre, un grupo de personas se agolpa ante una pequeña mesa instalada en una sala del anfiteatro Egaleo, en Leganés. Dicen sus nombres y los estudios en que quieren apuntarse, y abonan el precio del curso, entre 900 y 1.500 pesetas al trimestre. Sólo en éste, uno de los tres lugares de inscripción de la Universidad Popular de Leganés, se han recogido más de 700 peticiones para los cursos de graduado escolar, idiomas, mecanografía, artes plásticas y acceso a la universidad para mayores de 25 años.

Cuatro calles más abajo, una brigadilla de obreros horada el suelo de un espacio entre bloques de viviendas, en el que se va a construir el más ambicioso proyecto municipal. Se trata de un centro cultural cuyo presupuesto se eleva a 500 millones de pesetas, que albergará un teatro, un polideportivo, diversas salas de ensayo y de baile, zonas ajardinadas y de paseo. Al final de la calle, ya en el límite del pueblo, se alza el complejo polideportivo inaugurado hace tres años por Rafael Escuredo, presidente de la Junta de Andalucía, invitado porque en Leganés viven más de 30.000 andaluces. Las cuatro piscinas cubiertas, otras dos al aire libre, los ocho frontones y las pistas de tenis, han albergado este verano a 179.000 visitantes.

En 1979, el organigrama del Ayuntamiento de Leganés no incluía una Delegación de Cultura, en una población cercana a las 200.000 personas, de las que casi un 40% son analfabetas. La corporación anterior a las primeras elecciones democráticas adquirió un edificio en la calle Hernán Cortés, 19, como futura sede de una Casa Cultural, pero el proyecto se pospuso ante necesidades consideradas más urgentes. La mitad del edificio acabó por destinarse a comisaría provisional de policía, y la otra mitad, para las consultas externas del hospital psiquiátrico. La cultura parecía concebirse como algo superfluo, en lo que se podía pensar al final de la jornada.

Iniciativa oficial

Miguel Angel Sanmartín, jefe de prensa municipal, explica que el presupuesto para estas iniciativas superó el año pasado los 100 millones de pesetas, y en Leganés han aparecido pasquines convocando a los actos protago nizados por Rafael Alberti, Luis, Eduardo Aute, Nuria Espert o Luis García Berlanga.

El portavoz municipal reconoce, no obstante, que todo el montaje obedece casi exclusivamente a la iniciativa oficial: "Las actividades culturales son todas obra municipal. No han surgido todavía en Leganés, salvo algunas excepciones, proyectos concretos presentados por agrupaciones nacidas en los barrios. Todavía hoy las organizaciones que tienen mayor peso en la vida local son las casas regionales de Andalucía y Extremadura, cuya vitalidad se explica por la presencia de decenas de miles de inmigrados de ambas regiones".

Es obvio, no obstante, que existen otras instituciones desde las que se modelan los hábitos y las apetencias personales. En la Universidad Popular de Leganés y en muchos otros centros simílares se ha notado una afluencia mayor de la esperada a las clases de ballet. La serie televisiva Fama tiene la culpa.

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