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Sobran 20.000 puestos de trabajo en la construcción naval

La reducción de 20.000 puestos de trabajo en el sector, prácticamente la mitad de su actual plantilla, y la reducción de la capacidad de producción a unas 450.000 o 500.000 toneladas de registro bruto compensado (TRBC) -su capacidad actual es de 850.000 TRBC-, lo que conllevaría a la concentración y posible cierre de instalaciones, constituyen las principales directrices del Plan de Reconversión Naval que la Administración negociará, a mediados del mes entrante, con sindidatos y empresas del sector.En la actualidad hay 37 empresas de construcción naval a la espera de la reconversión, proceso que se afrontará en dos bloques separados, aunque de forma coordinada: grandes astilleros y pequeños y medianos astilleros. El primer grupo lo componen Aesa y Astano, dos empresas públicas con instalaciones en la ría del Nervión, bahía de Cádiz y ría de El Ferrol y con una plantilla laboral conjunta de unos 24.000 trabajadores. El segundo grupo lo componen 34 astilleros pequeños, cinco de ellos de capital público, y una empresa mediana, Unión Naval de Levante, controlada por el Banco Central.

Este segundo grupo, con instalaciones repartidas por toda la costa (Euskadi, Cantabria, Asturias, Galicia, Andalucía, Valencia, Cataluña, Baleares y Canarias), cuenta con una plantilla conjunta de unos 12.500 trabajadores, de los que unos 1.800 corresponden a Unión de Levante. El censo laboral de estas empresas hay que incrementarlo, sin embargo, en otras 3.500 personas dedicadas a otros menesteres dentro de la industria naval (reparaciones, desguaces, tareas auxiliares, etcétera).

Pequeños y medianos

Para la reconversión de esto astilleros se creó, a partir del decreto de reconversión Naval de 26 de febrero de 1982, una sociedad que integra a las empresas que construyen buques de hasta 10.000 toneladas de registro bruto, a excepción de Unión de Levante que puede construir hasta 15.000 toneladas de registro bruto.La citada Sociedad de Reconversión Naval (Sorena) ha elaborado ya un informe general sobre el sector de pequeños y medianos astilleros y un plan de viabilidad para los mismos. Esta documentación está ya en poder del Gobierno, y en estos momentos los em presarios discuten sobre fusiones y concentraciones de astilleros y sobre la adjudicación de instalaciones a cerrar o plantillas a reducir.

El plan de Sorena, elaborado con la premisa de mejorar en cerca de dos puntos la productividad y la de reducir los costes de personal al 25% del valor de la obra ejecutada al precio de venta, se ha hecho en torno a dos escenarios de capacidad productiva.

El más cercano a la realidad aunque probablemente un poco elevado a juzgar por la evolución de los pedidos y por los datos que se conocen de los planes de la Administración, se realiza en base a un subsector dimensionado a 300.000 TRBC.

Para su elaboración se han tenido en cuenta las actuales condiciones de los pequeños y medianos astilleros integrados en Sorena: la producción media se situó en el período 1980-1982 en 245.000 TRBC por año (un 44% menos que en 1974-1976); el empleo medio cayó en un 12% entre ambos períodos y el rendimiento medio por trabajador disminuyó en un 36% cerca de la mitad de la plantilla de estos astilleros se encontraba en regulación de empleo a 1 de julio de este año y la utilización media actual de la capacidad productiva de este sector se encuentra al 40%.

Desde estas condicionantes, el plan de Sorena fija en unas 7.600 personas la plantilla necesaria para producir 300.000 TRBC, que al nivel actual de actividad se reducirían a 4.500 trabajadores. Según este estudio, y siempre sobre una capacidad de 300.000 TRBC, el umbral de rentabilidad se situaría en 75.000 TRBC, el valor añadido propio generado superaría al coste propio para el Estado a partir de las 105.000 TRBC, y las zonas óptimas de trabajo se situarían entre las 175.000 TRBC y el techo de las 300 000 TRBC.

El último cartucho

Esta reducción de la capacidad productiva obligaría a congelar casi la mitad de las gradas existentes para el horizonte de 1990 y a reducir algo más de 5.000 puestos de trabajo (pese a ello, continuarían excedentes coyunturales de mano de obra hasta 1987). El Gobierno, que conoce desde hace semanas el plan de los pequeños ymedianos astilleros y que recibió en la tarde del martes el plan de viabilidad de los grandes astilleros remitido por el Instituto Nacional de Industria, tiene ya perfilados los criterios de reconversión naval que expondrá, para su concertación, a sindicatos y empresarios dentro de un par de semanas.El plan a concertar, según fuentes de absoluta solvencia, contempla varios escenarios. El más optimista de estos escenarios contiene a su vez dos hipótesis de las que se derivan consecuencias distintas. Por la primera de ellas se mantendría la actual prima o subvención del 15% sobre el valor de la contratación del buque, pero no se seguirían adquiriendo con pérdidas barcos por las empresas públicas. La consecuencia de esta hipótesis sena el cierre de todos los astilleros, ya que la construcción naval española se encontraría fuera de mercado, incapaz de competir.

La segunda hipótesis optimista plantea subir la prima de construcción naval del 15% al 22%, y con ella, a lo largo de cuatro años, se podría generar una demanda de unas 450.000 o 500.000 TRBC (que es algo más de la mitad de nuestra capacidad actual), siempre que se reduieran las plantillas en unos 20.006 trabajadores. La citada producción se reparte casi a partes iguales entre los grandes astilleros y los medianos y pequeños astilleros; pero los despidos serán más numerosos (unos 12.000 o 12.500) en los grandes que en los medianos y pequeños (7.500 u 8.000).

La Administración, consciente de la grave incidencia social de esta reconversión, que por otra parte, ya no se puede postergar más, estudia una cobertura de desempleo a lo largo de tres años y la posibilidad de incrementar la financiación oficial (8% de interés y 12 años de plazo) desde el 85% actual sobre el valor del buque al 100%.

Frente a esta voluntad política inicial se han levantado ya, desde hace semanas, movilizaciones obreras, dirigidas por Comisiones Obreras y sindicatos nacionalistas gallegos y vascos, en la mayor parte de los astilleros. Esta presión social y los condicionantes políticos hicieron recoger velas en sus proyectos de reconversión naval a anteriores gobiernos, con el resultado de haber convertido el sector en un cancer para la economía española, que engulle buena parte de los escasos recursos públicos que habría que destinar a creación de puestos de trabajo en sectores de futuro, y a una cobertura social más digna de los desempleados y pensionistas.

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