Ahora, con el crimen
aún reciente de un hombre al servicio de la colectividad, es preciso que los españoles hagamos una profunda reflexión y comprendamos que el único camino para acabar con ETA es el total apoyo al Estado democrático.Este apoyo al Estado democrático debe significar un apoyo a todos cuantos lo integran como funcionarios (civiles o militares, pero siempre seres humanos).
Pensemos que por cada acción desgraciada de un miembro de las fuerzas de Orden Público hay muchas acciones sacrificadas y aun heroicas que, por su cotidianeidad, resultan olvidadas, pero necesarias para el funcionamiento de una sociedad cívica y con ganas de avanzar en el respeto y la convivencia.
No olvidemos nunca que España es un Estado de derecho que no excluye a nadie. Solamente se excluyen aquellos que han perdido la facultad característica del humano: la racionalidad. /
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