El mayor espectáculo del mundo
17.000 corredores y 2,5 millones de espectadores, en directo, protagonistas en la maratón de Nueva York
En 1970, a Fred Lebow se le ocurrió organizar una maratón en Nueva York. Apenas un centenar de corredores respondieron a la convocatoria. Pero 11 pensó que la experiencia había resultado un éxito. Al fin y al cabo, había doblado el número de participantes de cualquier maratón oficial y, lo que es más importante, había ofrecido la posibilidad de participar a todos aquellos atletas que, por no ser de élite, tenían muy pocas ocasiones al año de poder medirse a los 42,195 kilómetros del recorrido. Había nacido la maratón como desafío a los ciudadanos norteamericanos. No se trataba de ganar, sino de someterse a la más dura prueba para demostrar que uno se encontraba en forma.
Este año, Fred Lebow ha recibido 44.000 solicitudes para correr la maratón de Nueva York. Sólo 17.000 han podido ser atendidas y eso gracias a que el alcalde de la ciudad consintió aumentar el cupo de inscripción en 1.000 más. Permitir correr a todos los que quisieran significaría desbordar la propia capacidad de las calles de la ciudad.La cita es hoy, a partir de las 15.45, hora española, en el puente Verrazano. 17.165 corredores, de los que 4.406 no han corrido jamás una maratón, estarán en la salida. Habrá mayoría de hombres, 14.315, la mitad de ellos casados, con un elevado nivel cultural y unas ganancias anuales de seis millones de pesetas. De otra manera no podría entenderse el florecimiento en Estados Unidos de toda una industria al servicio del corredor. Lo que un día fue aventura hoy es un movimiento consolidado, cuyos promotores aún desconocen las proporciones que puede llegar a alcanzar.
La maratón de Nueva York es uno de los orgullos de Estados Unidos. En el viaje, a este periodista le correspondió viajar junto a un matrimonio, ya anciano, que regresaba de pasar unas vacaciones en Europa. Cuando se interesaron por la razón de que viajara a Nueva York, con decir "para correr e informar de la maratón" fue suficiente. Sabían de sobra qué maratón era. Y se les escapó una frase de admiración. En el trayecto del aeropuerto a la ciudad ocurrió lo mismo con el taxista. Todos conocen la maratón y se sienten profundamente solidarios con sus protagonistas. Ellos también estarán hoy en la maratón. Forman parte del espectáculo y con sus ánimos contribuyen a que un elevadísimo porcentaje de corredores lleguen a la meta. Dos millones y medio de personas, estarán en las calles; 25 millones, frente a los receptores de televisión; el canal ABC retransmitirá en exclusiva y en directo la carrera.
10 años de vida
La maratón de Nueva York nació en 1970 con un presupuesto de mil dólares. Entonces ganó Gary Muhrcke con un tiempo de 2.31.38. Hoy el presupuesto es de un millón y medio de dólares (más de 200 millones de pesetas) y para ganar hay que acercarse a la mejor marca del mundo. El tiempo del vencedor en aquella primera edición hoy sólo valdrá para llegar a la meta no antes del 500 clasificado.
Este año no corre Alberto Salazar, vencedor de las tres últimas ediciones y actual plusmarquista mundial con los 2.08.13 que le dieron el triunfo hace dos años. Está renqueante de una lesión y no es lima prudente arriesgar su imbatibilidad en Nueva York. Ahora se entrena para la próxima maratón de la que saldrán los tres seleccionados para los Juegos Olímpicos.
Su ausencia permitirá que hoy la maratón de Nueva York conozca un vencedor inédito, ya que Salazar y Bill Rodgers coparon los triunfos en las últimas siete ediciones. Los candidatos son el portugués Carlos Lopes (2.08.39 como mejor tiempo), el mexicano Rodolfo Gómez (2.09.12), el británico Graham (2.09.28), los estadounidense Tabb (2.09.31) y Sandoval (2.10.18) y el danés Zachariassen (2.11.05), ganador de la maratón de Barcelona. Junto a estos estarán nombres legendarios como los de Frank Shorter, Dick Quax, Rod Dixon y Lasse Viren. En categoría femeniria estará la noruega Greta Waitz, campeona del mundo y cuatro veces ganadora en Nueva York.
Españoles
La participación española más lucida se reduce a la presencia. de Ortega, invitado por la organi,zación por sus últimas actuaciones -fue dos veces duodécimo- y de De la Parte, invitado por la Federación Española de Atletismo, donde trabaja su entrenador como responsable de las pruebas de fondo. José Luis Barrios, invitado por la Maratón Popular de Madrid, podrá ser el tercer atleta que permita a España defender el cuarto puesto obtenido el año pasado en la clasificación por equipos, clasificación en la que Cataluña compite como país independiente.
Detrás estará toda esa legión de populares que se ha desplazado hasta Nueva York para correr la maratón y que son los que justifican la paralización de la ciudad un día al año. Durante más de siete horas estarán llegando corredores al Central Park, después de haber pasado por los cinco barrios principales de Nueva York. La gran masa de corredores invertirá tres horas y media en hacer el recorrido. Habrá momentos en que crucen la línea de llegada quince atletas por segundo. Al final, no habrá equivocaciones. A las pocas horas, cada uno sabrá su puesto y su tiempo. Para eso el Road Runners Club, organizador de la maratón, es hoy uno de los imperios estadounidenses. Todala humanidad de los ciudadanos y la técnica del país estarán hoy a su servicio.
La maratón está abierta a todos. El derecho de inscripción se consigue a través de sorteo, de un cupo para extranjeros o por haber participado anteriormente. La inscripción cuesta 3.000 pesetas y todos los participantes reciben los mismos obsequios, atenciones y premios. La única diferencia es que la organización paga todos los gastos a los mejores atletas. Luego, para los primeros clasificados, hay dinero en metálico -más de un milllón de pesetas- y sustanciosos contratos de publicidad, que superan los 30 millones de pesetas anuales.
En Estados Unidos, tan conocida es la propia maratón como las prendas deportivas que usa Salazar, el aparato que utiliza para mejorar su capacidad aeróbica, las pastillas que toma para conservar su energía y el reloj con el que cronometra sus entrenamientos. Allíson Roe, por su parte, ha sabido vender perfectamente su agraciada figura tras haber realizado la mejor marca mundial hace dos años en Nueva York. Ahora sólo se dedica prácticamente a lucir con fines publicitarios las novedades de la moda deportiva femenina.
Y es que ganar la martón de nueva York está suponiendo mayor rentabilidad que la que pueda proporcionar ser campeón olímpico. No es extraño que la Federación Internacional de Atletismo se sienta celosa de estos organizadores, que han elevado lá maratón a la categoría de espectáculo mundial.
El participante-prototipo
La maratón de Nueva York, vista desde el aire -una veintena de helicópteros sigueil la carrera- llega a producir una cola de corredores a lo largo de 25 kilómetros. Cuando el primero llega a la meta, al último le faltan todavía cinco horas. En medio está el prototipo del corredor de la maratón de Nueva York.Es hombre, de Nueva York, sobre los 1,75 metros de estatura, y los 70 kilos de peso. Está casado y tiene entre 30 y 39 años. Vive desahogad amente gracias a la enseñanza. No es la primera vez que corre una maratón. Y desde que empezó a correr ha experimentado que su rendimiento en el trabajo ha mejorado. ¿Por qué? preguntan las encuestas: "porque me encuentro más atento a mis obligaciones, que las afronto también con mayor energía".
La dependencia del correr ha llevado a nuestro hombre a producirse lesiones. Molestias en las articulaciones de la rodilla fueron motivo para que en alguna ocasión se viera obligado a descansar más de una semana. Es la sobrecarga de los entrenamientos.
Hoy el corredor-prototipo tiene un nuevo desafio ante sí: llegar a la meta en menos de tres horas y media. Las estadísticas aseguran que lo conseguirá.
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