Luis Salgado, agente hispano de Nueva York,
"Si la policía oculta su trabajo, los ciudadanos tienen derecho a sospechar que pasa algo raro"
El documento profesional de Luis Salgado es una placa metálica y plateada que lleva arriba la inscrípción City of New York. Police; en su centro, el dibujo de un indio con un escudo y un policía con un bastón, que sostienen un águila, y abajo, el número 31.670. Salgado, puertorriqueño de origen y presidente de la Asociación de Policías Hispanos de Nueva York afirma que todos los agentes del orden de esa ciudad están obligados a enseñar las placa y dar su nombre completo a cualquier ciudadano que lo solicite. Salgado ha viajado a la capital para participar en un encuentro e intercambio de opiniones con sus colegas de la Policía Municipal madrileña.
"Hasta hace unos 25 años, la policía de Nueva York ocultaba casi todas sus actividades a la comunidad y eso hacía que la gente pensara que estaba pasando lo peor" dice Salgado, nacido en Puerto Rico hace 39 años, casado y padre de cuatro hijos. "Pero eso cambió. El departamento de policía ha descubierto que si el acceso a su información es fluido, los ciudadanos no tienen derecho a la sospecha".Luis Salgado ha pretendido que el periodista esté presente en la reunión que la delegación policial neoyorquina mantiene con la madrileña en un hotel de la capital de España, pero el responsable de ésta última lo ha impedido diciendo que el informador necesita un permiso. Salgado se: ha extrañado del hecho y comenta que, "salvo en materias muy confidenciales, relativas a la investigación de algún delito, los policías de Nueva York tenemos completa libertad para hablar con los periodistas sin autorización de nadie. Es más, nuestro reglamento especifica que una de nuestras obligaciones es, precisamente, informar al público".
La Policía Metropolitana de Nueva York cuenta, en la actualidad, con unos 30.000 miembros, de los que sólo unos 1.700 son hispanos, es decir, de origen puertorriqueño, mexicano o suramericano, lo que evidencia, según Salgado, que sigue existiendo discriminación respecto a este grupo social. "Piense que, de 11 millones de neoyorquinos, 3 millones son hispanoparlantes". De ahí que la tarea actual de Salgado en el departamento, en el que ingresó en 1973 como patrullero, sea, precisamente, reclutar nuevos agentes hispanos o negros, "puesto que se quiere incrementar la presencia de las minorías en la corporación". Sin embargo, no oculta que "de un lado, los anglosajones no quieren perder su poder en la policía y, de otro, las minorías tienen reticencias a integrarse en las filas del orden y la ley".
Aunque depende del ayuntamiento de la ciudad, la policía neoyorquina tiene muchas más competencias que la policía municipal de cualquier ciudad española. Este departamento regula el tráfico, atiende accidentes de cualquier tipo, controla el correcto uso de las licencias municipales e investiga todos los delitos cometidos en la ciudad. La actuación del FBI en Nueva York se limita tan sólo a la resolución de crímenes de alcance federal que puedan repercutir en todo el territorio de Estados Unidos.
El cuerpo de Policía Metropolitana, por lo demás, es único y civil. Todos sus componentes empiezan como agentes uniformados, patrullando por las calles, y, si demuestran especiales aptitudes para la investigación, ascienden a la categoría de detectives de paisano.
Salgado, como la inmensa mayoría de los hispanos, no ha superado el primer nivel. "Patrullar por Nueva York es fascinante por la diversidad de razas, colores y tipos y porque el policía no es sólo un elemento represor, sino que realiza tareas de asistente social, psicólogo, maestro y, con nuestra gente, hasta de cura".
La principal diferencia que encuentra Salgado entre la actividad policial en Nueva York y Madrid "es que me da la impresión de que allí hay más libertad y aquí más seguridad. La primera regla profesional de un policía neoyorquino es que has de trabajar bajo las reglas de la democracia y que los derechos de las personas, incluso de los delincuentes, son sagrados. El policía es más castigado que nadie si viola los derechos humanos".
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