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Entrevista:

Zorba Quinn, el griego

Incluso en escena, rodeado de columnas en una colina cretense, destaca por encima de todos. Cuando la música del bouzouk¡ comienza suavemente, canto de sirenas, él baila: es como si la montaña misma se pusiera en movimiento. En su madurez, canoso y barrigudo, se le ve ágil y de pies ligeros; en un escenario, desprende autoridad como nadie. Hijo de una joven mexicana y de padre de ascendencia irlandesa, vio la luz en Chiuahua (México). Hace casi ya 20 años que Anthony Quinn se ha convertido en el más famoso de los griegos.

La versión cinematográfica de Zorba, el griego, basada en la novela de Nikos Kazaritzakis, recibió un oscar en 1964. En su papel de Zorba -con su insaciable ansia de vivir, su ancestral sabiduría campesina- hizo un personaje inolvidable.El musical, dirigido por Harold Prince y protagonizado por Herschel Berbardi, presentado en Broadway en 1968, fue mucho menos memorable. Pero en la noche del pasado domingo, Broadway presentaba de nuevo Zorba, el griego, con Anthony Quinn como protagonista.

Pero, con el paso del tiempo, ha madurado su concepción de Zorba. "Cuando interpreté, hace 20 años, a un hombre de 65, le di un cariz de cierta senilidad. Hoy pretendo rejuvenecerlo. Veía a Hortense como una mera circunstancia de Zorba. Hoy me doy cuenta de lo que Zorba ofrecía a esta mujer de una forma maravillosa; le estaba dando su razón de vivir: le hacía sentirse bella y querida. Entonces no lo interpreté así. Me divertía con su locura, pero no comprendía que un hombre con ese corazón quisiera dar la vida a una mujer".

Ha trabajado en casi 200 películas y ha ganado dos oscars; tras estar en la cresta de la ola, ha atravesado un período de inactividad: "He llegado a esa edad en que es dificil que te ofrezcan un papel. Le sucede a todos los actores; llega un momento en que no se puede hacer de galán que entra en un bar con aire provocador. Me siento avergonzado cuando tengo que hacer escenas de amor con una chica joven. Es ley de vida. He empezado a tener papeles de hombre maduro. Me gustaría descubrir todo lo que encierra esta etapa de la vida".

Ahora, Anthony Quinn está Heno de planes para el futuro. Espera hacer la segunda parte de Zorba, y quiere volver a Broadway el próximo año, interpretando a Ernest Herningway, en la obra de A. E. Hotchrier Papá Hemingway. Otros dos papeles que durante mucho tiempo ha soñado con interpretar son Picasso y Tolstoi.

Estos conflictos revelan una de las facetas de la personalidad de Anthony Quinn. En su adolescencia colaboró con el predicador evangelista Aimee Semple MacPherson. 40 años más tarde, reconoce: "Soy un predicador frustrado. Hasta los 25 años, estaba seguro de que yo estaba -destinado a realizar una tarea vocacional, como un maestro de carácter espiritual. Pero las Ramadas del cuerpo fueron más fuertes".

Cuando nació, su padre estaba luchando junto a Pancho Villa. Más tarde, la familia érnigrá a California, donde él comenzó a trabajar a la edad de 3 años. Dejó la escuela en el décimo grado, y se ganó la vida como boxeador, trabajador del campo, taxista, carnícero y obrero de una fábrica. Su primer trabajo en el cine como extra lo obtuvo tras su matrimonio con la hija adoptiva di Cecil B. de Mille, Katherine. Pero en 1961 se enamoró de la italiana Iolanda Addolori, durante el rodaje de Barrabás. Tras tener dos hijos con ella, se casaron en 1966.

Durante los últimos años, los Quinn han vivido en una villa cer cana a Roma. Pero ahora la familia ha regresado a Nueva York. Se muestra entusiasta con respecto a la ciudad, a pesar de una reciente experiencia. Fue asaltado por dos individuos en Central Park, quie nes, al reconocerle, le pidieron disculpas, dejándole seguir su camino, mientras- Anthony Quinn sonreía.

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