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Israel devalúa su moneda un 23% y rebaja a la mitad la subvención para los artículos básicos

"Infle ahora mismo sus neumáticos, todavía el aire es gratis". Esa frase, lanzada por por el propietario de un taller automovilístico de Jerusalén a sus clientes, puede resumir la situación de caos económico que hoy vive Israel. No es para menos, la moneda nacional, el shékel, sufrió ayer una devalución del 23% respecto al dólar (que pasa a valer 80 shékels, frente a los 65 de antes), mientras que el precio de los artículos de primera necesidad (pan, leche, azúcar, aceite, etcétera), que tradicionalmente han contado con los subsidios gubernamentales, han aumentado el 50%. La gasolina, por su parte, incrementará su precio en un 23%. Esto, por el momento, ha supuesto que tiendas y supermercados se hayan visto vaciados por los ávidos compradores.

Estas son las primeras medidas que ha tomado el nuevo Gobierno de Isaac Shamir, unas horas después de haber recíbido la investidura por parte de la Knesset (el Parlamento). Las previsiones del derrumbamiento del shéke1, a quien los expertos auguran una pérdida del 150% al finalizar el año, había originado en Israel una fiebre entre los ciudadanos para cambiar su moneda nacional en dólares al precio que fiera. Como consecuencia, el Gobierno del recién nombrado Isaac Shamir tuvo que terminar el pasado lunes con las operaciones en moneda extranjera. Pero no es sólo ésta la consecuencia del caos económico que está viviendo Israel: la Bolsa de Tel Aviv cerró sus pueitas el pasado domingo (jornada laborable en Israel, donde se descansa el sábado) por tiempo indefinido para evitar que los inversores continúen vendiendo sus valores a cualquier precio y convertirlos en dólares. De momento, esta sangrría bursátil le ha costado al Estado unos 7.500 millones de shékels a causa de una política de dudosa rertabilidad y que ha consistido en la compra de valores por parte de la Administración.

La oposición de izquierda no ha tardado mucho en deriunciar que el dinero del Estado se ha venido empleando en apoyan intereses privados, incluso a costa del dinero que ahora se hace necesario para continuar subvencionando los artículos de primera necesidad. Una política que ahora. Shamir se ve obligado a limitar al 50%.

En este sentido, durante la presenciación del nuevo Gobierno a la Knesset, Charly Bitton, diputado de Rákaj, el partido comunista israelí, hizo duras acusaciones contra el ministro de Finanzas, Yoram Aridor. Sin embargo, los observadores creen que las críticas del débil Rákaj no contarán con el apoyo del partido laborista,que espera obtener el éxito en unas elecciones anticipadas.

Los bancos y las grandes sociedades esperan una pérdida del valor de sus títulos situada entre el 20% y 30%. Pero el Gobierno, junto con el Banco de Israel, ha impartido instrucciones precisas para que las instituciones bancarias no intenten recomprar los títulos para evitar, así, su hundimiento. De todas formas, no hubiera sido fácil detener el crack de estos valores, ya que bancos y sociedades no hubieran dispuesto de los fondos necesarios para recomprar los valores en venta. Los títulos, en definitiva, esperan en estos momentos una sanidad de urgencia por parte de la Administración y los responsables economicos privados. Ahora el Gobierno Shamir se ha hecho garante de estas acciones, pero los ahorradores sólo podrán recuperar el valor real de su inversión dentro de cinco o seis años.

Elecciones anticipadas

Con una economía que ha perdido un 13% en su capacidad exportadora durante el pasado mes de septiembre, y con unas previsiones de duplicar el número de parados a finales de año, hasta alcanzar el 7% de la población activa, el Gobierno Shamir se ve obligado a tener éxito en su lucha contra el caos monetario. Si no consigue que la población acepte los sacrificios, sus horas estarán contadas.Pero los sacrificios serán aceptados difícilmente por la Histadruth (la confederación sindical israelí, controlada por los laboristas), que ya ha anunciado no aceptar una política económica en la que "los trabajadores tengan que pagar los errores de los gobernantes de la derecha". En este sentido, la central ya ha anunciado un paro de advertencia que tendrá lugar el jueves de esta semana.

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