Romà Cuyàs defendió en el Club Siglo XXI una política deportiva intervencionista
Romá Cuyás, secretario de Estado para el Deporte, utilizó ayer la via del club Siglo XXI y su condición de conferenciante para intentar explicar cuál era la posición de la Administración en lo que respecta al deporte. Política y Deporte era el título de su intervención. De una forma tajante mostró su acuerdo con una posición intervencionista, aunque intentara luego algunas matizaciones para no levantar los siempre exaltados ánimos del mundo federativo. De una forma expresa, Romá Cuyás aprovechó su disertación para anunciar un nuevo proceso electoral, ampliamente democrático, en el mundo federativo, aprovechando el nuevo cielo olímpico que comenzará después de la celebración de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles.A la presentación de Romá Cuyás como conferenciante en Madrid asistieron pocas personalidades del mundo federativo, y lo hicieron de forma tímida. El mensaje, correctamente expuesto, no les convenció y bromearon con su habitual superficialidad. "No te he visto aplaudir con suficiente entusiasmo", le decía un directivo a otro, indicándole irónicamente que con tan escasa reverencia pocos beneficios obtendría del reparto final. Es decir, el dinero. Los directivos quisieran comportarse como antaño, pero parece que han advertido que no todo va a ser igual.
En el mensaje de Romá Cuyás, expuesto en un tono muy moderado, cabe extraer dos conclusiones: La Adminsitración ha de ser partícipe, autora e intervenir, en la política deportiva de un país, y el deporte es el fenómeno social más importante de los últimos años. La intervención de Cuyás estaba dirigida a una supuesta audiencia muy moderada. Y entre los matices, que los hubo, planteó dos intenciones: su política va a ser intervencionista y el mundo federativo, definido no como sector exclusivamente privado, sino como protagonista de una función pública, ha de ser ampliamente democratizado.Cuyás hizo una breve historia de los que ha sido la estructura del deporte español, una estructura creada con modelos importados y en los que tuvieron parte personalidades extranjeras y fomentada por directivos que tenían cultura y tenían dinero. El Estado, según su intervención, no puede quedar al margen del fenómeno social del deporte, en cuanto que está relacionado con la salud física y psicológica de sus ciudadanos.
Por último, y en lo que respecta al deporte de alta competición también hizo alusión a la presencia del Estado. "La alta competición lleva consigo la imagen de un país, la imagen de España y la Administración no puede estar al margen".
Entre' medias, aludió a la generosidad de muchos directivos para que el deporte en España tuviera algún fomento, aunque, de lado, señalara a algunos otros "directivos con vocación de viajar y participar en banquetes", como representación negativa de este estamento.
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