Dobles contra sencillos
Una mujer joven, que tiene vocación de simple base, se enrolló hace unos años con un muchacho ecologista, pacifista y mixto de vegetariano y huevos al plato que militaba en el entonces todavía clandestino Partido Socialista Obrero Español. El chaval quería cambiar la vida, y entre tanto se dedicaba a hacerla más agradable para los dos aprovechado el tiempo libre que le quedaba entre reuniones y homenajes subterráneos a Pablo Iglesias.Hoy la mujer se encuentra el borde del soponcio porque no sabe exactamente con quién se está acostando. Me explicaré. Cada vez que esa santa se fuma el cigarrillo poscoíto con el otro, no puede evitar preguntarle cómo ve él lo de Cabañeros, lo de la OTAN, etcétera. Y cada vez, a él se le atraganta el Marlboro, tose como en el último acto de La bohème y trata de responder, en el mejor tono mitinero:
«Verás: yo, personalmente, en lo que a mi respecta...". Y se lanza a una apasionada defensa de lo que antaño fueron sus principios, hecho lo cual se apresura a añadir: "Claro que, como miembro de la comisión tal y cual, debo comprender que en este momento los intereses generales aconsejan...". Y así.
El problema es que ella ya no sabe quién se le pone kamasutrero y ardoroso: si el doctor Jeckyll, a quien conoció todavía virgen de pócimas gubernamentales, o un míster Hyde que tiene cada día más cara de carpeta de Loewe para documentos de alto secreto. A esa mujer que ha pasado los mejores años de su vida creyendo que madre no hay más que una, ahora le resulta que le sale la progenitora probeta en, forma de esquizoide con traje azul marino, dispuesto a aceptarlo todo en nombre de unas razones que el corazón del común de los mortales no entiende.
Con lo sencillo que sería escoger eso tan fácil, tan al alcance de cualquiera, que se llama lisa y llanamente dimisión.
Imaginad a Víctor Jara en el estadio de Santiago, el último día de su vida, aduciendo: "No, el que luchaba por el pueblo chileno y defendía la libertad era el otro, el cantante. Yo sólo soy un particular que pasaba por aquí creyendo que había partido de fútbol". Algunos lo llaman esquizofrenia. Yo creo que es un problema de tener jeta.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.