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Posible retirada de la escudería Renault de Fórmula 1

La escudería francesa de Fórmula 1 Renault podría retirarse al final de esta temporada, según los indicios recogidos en los últimos días por este periódico. Si Renault consiguiese -como parece probable- el título mundial para su primer piloto, el francés Alain Prost, podría optar por la retirada tras conseguir un objetivo perseguido infructuosamente desde hace años. Si, por el contrario, fracasara en su empresa, podría retirarse también por agotamiento, cansada la empresa estatal francesa de soportar un elevadísimo presupuesto para este concepto deportivo. Pese a lo avanzado de la temporada, los pilotos del equipo, Alain Prost y el norteamericano Eddie Cheever, no han recibido comunicación de Renault sobre su continuidad.

Renault comenzó su actividad en la Fórmula 1 en el Gran Premio de Gran Bretaña, con el número 15 en el coche y con el francés -la escudería gala siempre ha utilizado pilotos de su país- Jean Píerre Jabouille al volante. Jabouille, gran probador, había realizado la dificil e ingrata labor de poner a punto el coche durante el período de rodaje. Una labor tanto más compleja por cuanto la marca francesa iniciaba, como pionera, la vía del motor turboalimentado como alternativa a los existentes.Durante la primera temporada no hubo éxitos. La fragilidad mecánica era evidente. Tampoco los hubo el segundo año. Para la tercera temporada, en 1979, Renault decidió fichar un segundo piloto que complementara la labor de Jabouille. El segundo coche, con el número 16, quisieron dárselo a Didier Pironi, pero fue imposible. El joven piloto francés tenía un contrato que le ligaba con la escudería Tyrrell del que no se pudo zafar. Al fallar Pironi, Renault acudió a René Arnoux.

Ese año comenzaron los éxitos, aunque alternados con nuevas averías. Jabouille ganó el Gran Premio de Francia, y Arnoux hizo lo propio en Brasil y Suráfrica. La situación se mantuvo de forma parecída en 1980, pero el accidente de Jabouille cambió la composición del equipo para la siguiente temporada, al darse entrada a Alain Prost en 1981. Con esta formación se mantuvo durante dos años, porque, al final de la pasada temporada, Renault decidió prescindir de los servicios de Arnoux, piloto de carácter muy difícil.

Esta temporada, la escudería francesa fichó al norteamericano Eddie Cheever. Un piloto joven, muy alto y algo inexperto, pero cuya mejor cualidad para Renault -metida de lleno en una operación de relanzamiento en el mercado norteamericano- es, seguramente, su pasaporte.

250 millones para los turbo

Después de intentarlo durante siete temporadas, todo parece indicar que ésta será la del triunfo de Renault y, al mismo tiempo, la del primer triunfo de un motor turboalimentado. El triunfo podría marcar el abandono definitivo de Renault.Tras los primeros e inciertos movimientos de los motores impulsados con turbocompresor, éstos han terminado por imponerse rotundamente. Conseguida una fiabílidad casi pareja a la de los motores convencionales, la clara ventaja de potencia de los turbo se ha hecho ya incontestable. Los motores con turbocompresores ya no tienen la respuesta tan lenta que tenían -tanto en aceleración como en deceleración- al principio. Consumen casi un 50% más de gasolina -lo que se traduce en una mayor cantidad de combustíble transportado y, por tanto, más peso-, pero esto se compensa con la nueva táctica del repostaje ideada por Bernie Ecclestone.

El problema fundamental de este tipo de motores es el del precio. La carrera iniciada por Renault hace siete años ha llevado ya a la destrucción de la estructura del Circo de la Fórmula 1, porque ya no se puede optar por la victoria sí no se tiene un motor turbo alimentado. En una temporada, el apartado de motores turbo le cuesta a cada escudería del orden de 250 millones de pesetas, lo que para las pequeñas supone más que su presupuesto total.

Dinamitada la estructura del Circo, concluida de forma victoriosa para sus tesis la guerra de los wing-car -coches de efecto de ala invertida-; conseguido, por fin, el título tanto y tan ansiosamente perseguido, Renault podría optar por el abandono definitivo.

No sería la primera vez que la escudería francesa hace algo parecido -recuérdese su actuación en Las 24 Horas de Le Mans, donde luchó con un tremendo despliegue de medios por el triunfo durante unos años y cuando lo logró, no volvió a participar nunca másRenault utiliza la competición automovilista en su provecho publicitario y en busca de la mejora de su imagen, lo que empresarialmente es perfectamente defendible, aunque mucho más discutible desde el punto de vista exclusivamente deportivo.

Por ahora, y eso es bastante significativo, ninguno de los pilotos de Renault ha sido llamado por la dirección del equipo para renovar sus contratos. Para Alain Prost, que lucha por el título mundial, la renovación supondría una tranquilidad para afrontar las últimas carreras sin una mayor carga de nervios. El no haberlo hecho así se interpreta, precisamente, como una prueba de las negras perspectivas del equipo.

Si no siguiese adelante, el destino de los pilotos Alain Prost y Eddie Cheever será diverso. Alain Prost es pretendido desde hace tiempo por Ferrari, aunque la presencia en la escudería italiana de René Arnoux sería un problema de difícil solución -podría incluso desdoblarse el equipo en dos-. También por McLaren, donde podría formar equipo con Niki Lauda, en sustitución del británico John Watson, que muy probablemente se retirará al final de esta temporada y se casará con Babro Peterson, la viuda del malogrado piloto sueco Ronnie Peterson.

Cheever, por su parte, podría firmar por Tyrrell, si es que la escudería de Ken Tyrrell se mantiene un año más. Aquejada de graves problemas económicos, que se incrementarán al quedarse sin patrocinador para la próxima temporada, su futuro es incierto.

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