El freno en la escalada del dólar, posible síntoma de que ha alcanzado su techo
En la primera mitad de la semana se produjo una escalada del dólar con apariencia de incontenible. A tal respecto, conviene recordar que hace pocas fechas leíamos, transcrito en letras de molde y en tamaño de capitulares, que "no sube el dólar, sino que baja la peseta".La inexactitud de aquel aserto parece haber quedado corroborada por el hecho de que, con respecto del sólido marco alemán, el dólar estaba el pasado viernes en 2,68, rebasaba los 2,70 el martes de esta semana y al día siguiente llegaba a rozar la cota de 2,74, que hubiera resultado increíble hace relativamente pocas fechas.
A partir del jueves día 11, marcaría el dólar un alto en su camino ascendente, habiendo llegado a decirse que, posiblemente, la divisa norteamericana hubiese alcanzado su techo.
También se comentaba, y al parecer con fundamento, que la Reserva Federal, deseosa de poner freno a los excesos alcistas del dólar, coadyuvaba en la acción defensiva emprendida por los principales bancos centrales europeos y por el de Japón.
En cualquier caso, y sea de ello cierto lo que fuere, dos hechos merecen comentario en relación con esa subida del dólar (subida del dólar, mal que pese a quien escribió el comentario al que antes aludíamos):
Primero, la reacción de la autoridad financiera de la República Federal de Alemania. En plena caída del marco, el presidente del Bundesbank (banco central de la RFA), Otto Pohel, decía que no se pensaba en dramatizar la situación ni en ninguna medida defensiva espectacular.
Luego, confirmandop tales palabras, había de saberse que el Banco Central germano descartaba cualquier subida de las tasas de descuento y que proseguiría, en ritmo normal, la inyección de liquidez en el sistema bancario doméstico."A eso hay que llamar confianza en el potencial económicofinanciero de un país", en opinión de Jaime Jerez, de Drexel Burnham Lambert. La actitud de las autoridades económicas germanooccidentales constituyó el centro de atención en todos los mercados monetarios internacionales.
Segundo: en las bolsas norteamericanas no se observa excesiva presión del pirepotente dólar.
Las rentas fijas en el mercado de capitales y medios de financiación, los títullos industriales o de servicios en Wall Street siguen a marcha regular, con lógicas fluctuaciones de avance y retroceso, de acuerdo con la incidencia de sus propios flindamentales.
Como si el entorno económico-financiero viera en la firmeza del dólar un hecho inevitable, como el frío en invierno y el calor en verano, y hubiera, comenzado a prescindir, hasta cierto punto, de tal circunstancia,
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