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Tercera derrota consecutiva del Real Madrid

La tercera en la frente. El Madrid sigue sin lograr una victoria en una pretemporada que se está convirtiendo ya en un auténtico vía crucis. Tres partidos, tres derrotas. Un dato que obliga a pensar que algo no funciona. Ayer, al equipo madridista le sobró tecnicismo y toques de balón durante 5,7 minutos perdidos. Tras encajar el gol de Sarabia, su furiosa reacción no estuvo acompañada de la fortuna. Al Madrid le convendría, aunque va a ser dificil por las carateristicas de sus hombres, dejar de mirarse en el espejo de Penélope, suprimir su tejer y destejer, porque lo único que consigue es que el rival le controle con facilidad. La estrella del partido tuvo un nombre: Sarabia.Del Bosque, Gallego, hasta Ángel, como diría Di Stéfano, "la soban con maestría". Pero el técnico se ha visto en la obligación (le buscar un esquema acorde con la personalidad de estos tres hombres a los que hay que unir el terceto formado por Lozano, Juanito y Santillana. Sobra calidad, pero adolece de algo que sí dispone el Athlétic, velocidad, contragolpe, mayor verticalidad en sus acciones, y Sarabía.

Sin realizar ningún alarde y con la ventaja de poder concretar su organización defensiva con más desahogo que el Madrid, el Athlétic practicó un fútbol de mayor profundidad y variantes ofensivas que sus rivales, por el dato simple de que sólo Santillana actuó como hombre punta. Juanito intentaba ayudarle en ocasiones, y Lozano, muy vigilado por el rápido Urkiaga, pasó como un sonámbulo por el césped durante la primera parte.

El Athlétic pronto perdió a Dani enjugada fortuita pero los contragolpes de Urtubi siempre encontraban el apoyo de la bota mágica, la zurda, de un Sarabia que descontrolaba a la zaga madridista, en la que Metgod, el segundo extranjero del equipo, realizó una labor muy aceptable. Una perfecta triangulación Sarabia-Argote con cabezazo final del ariete hizo moverse como un resorte a Miguel Ángel. El cancerbero gallego retrasó el gol bilbaíno. Fue la más clara ocasión del Athlétic, producto de su mayor profundidad, contrarrestada sólo muy al final por un par de remates de Lozano y Santillana. Pero Sarabia no iba a desaprovechar su segunda gran ocasión, y puso al Athlétic por delante.

A partir de ahí, el partido varió por completo y entró en una fase de absoluto dominio madridista, quizás enfurecido por el grave error arbitral de no conceder gol al remate de Juanito que Zubizarreta sacó de la puerta.

El Athlétic se echó atrás y al Madrid se le cruzaron los cable. No era cosa de seguir contando ovejitas, de seguir con sus pases cortos y al pie, y se dedicó a buscar el marco bilbaíno, fundamentalmente con las penetraciones de Camacho -un cohete en comparación con la mayoría de compañeros-

Lozano comenzó a dejar destellos de su calidad: estrelló un balón en el travesaño y Ángel, Chendo, Pineda y Julio tuvieron en sus botas el empate. Faltó en esos momentos la suerte necesaria para conseguirlo, y sobró la buena actuación de Zubizarreta.

Javier Clemente, técnico del Athlétic, sacrificó en esos angustiosos minutos finales a Sola y Sarabia, eso sí, tras permitir que Sarabia deleitara a la parroquia gallega con dos túneles increíbles a Metgod, que aun debe estar intentando cerrar sus piernas. Un partido, en definitiva, para meditar. Sobre todo Di Stéfano.

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