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Tribuna
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La soledad premiada del corredor de fondo

El atletismo popular sustituirá hoy por un día al de alta competición en Helsinki. La jornada de descanso de los I Mundiales será cubierta con una maratón popular más en la que los aficionados puros a las carreras del gran fondo encontrarán otro premio añadido a su soledad y a la satisfacción de superarse a sí mismos: llegar a la plaza vecina al histórico estadio olímpico donde se han producido tantas gestas atléticas. Cada uno se sentirá un Paavo Nurmi a su manera, un Emil Zatopek en potencia, aunque sus marcas sean mucho peores, en gran mayoría, pese a los 30 años transcurridos. Pero es igual. Lo mismo que cualquier atleta ha soñado con subir a un podio y emocionarse, y llorar al ver subir la bandera de su nación al mástil de los vencedores, y escuchar el himno interpretado en su honor, todos los participantes hoy sentirán algo parecido, lo imaginarán mucho más cerca.El corredor de fondo, a diferencia del velocista, como ejemplo más claro, es un atleta especial. Como dato fundamental, su resistencia aeróbica, es decir, la que permite a cualquier deportista retrasar la demanda del oxígeno básico para las células, gastado con el esfuerzo, es muy grande. Ello supone que la capacidad cardiaca y respiratoria son igualmente muy elevadas y el atleta, ya con un número de pulsaciones muy bajo para el resto de personas normales -entre 35 y 40 los grandes campeones, como pudo ser también Merckx en ciclismo- tardan en llegar más a las 140-160 que indican el comienzo de la falta de oxígeno.

En una proporción, sería un 75% de este tipo de resistencia, por sólo un 15 % de la anaeróbica. Esta, en cambio, es la más importante para los velocistas o atletas que efectúan un esfuerzo violento y corto, en el que no da tiempo prácticamente a la pérdida de oxígeno. El resto de cualidades podrían englobarse en un 10% para la velocidad -muy desarrollada, por ejemplo, en casos como el italiano Cova, campeón mundial de 10.000 metros, o del alemán oriental Schildauer, subpampeón- y restantes capacidades musculares.

Precisamente, el tono muscular es otra de las cualidades básicas del fondista. Salvo excepciones -como podría ser el español Prieto- el corredor de largas distancias es de músculos flexibles y estilizados. La imagen de un Alberto Cova casi salido de un cuadro de El Greco, puede ser bien significativa.

Y así han sido o son los grandes maratonianos, como Abebe Bikila o el actual Alberto Salazar, cuya zancada es la más gráfica del correr económico, feo, pero práctico para no malgastar energías, otra característica típica del fondo.

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