Robinson llega a Madrid para ser considerado en Nueva York

El nuevo jugador del Real Madrid de baloncesto mide 2,05 metros y pesa 110 kilos. Viene al Madrid dispuesto a sustituir, junto a su ya antiguo compañero Jackson, a los dos jugadores yugoslavos que antes ocupaban ese puesto. Con Jackson, que también llegó a ayer a Madrid, ya jugó en Venecia y se consideran "grandes amigos". Robinson está deseando que llegue el día 26 para estrenarse, porque piensa demostrar lo que vale aquí y en Nueva York.

Wayne Robinson nació en Carolina del Norte y allí vive habitualmente, en Greensboro. Está casado con Renee, que tiene su misma edad, 24 años. "De hijos, por el momento, nada". Empezó a jugar al baloncesto cuando sólo tenía 12 años; su padre le dijo por aquel entonces: "lo que tienes que hacer es jugar junto a los más veteranos y observar". Robinson cuenta que, aunque medía dos metros, era muy flaco y no destacaba nada de sus compañeros, que eran fornidos y atléticos; "pero jugando con ellos fue como más aprendí". Jugaba entonces en el equipo juvenil de la escuela superior. A los 15 años dejó de ser juvenil y entró oficial mente en el equipo; a los 18 entró en el equipo universitario. Debutó como profesional en la Natio nal Basquet Associated (NBA) jugando seis meses en los Lakers de Los Angeles y un año en los Pistons de Detroit.Dejó los EE UU y marchó a Trieste, Italia, donde permaneció un año y medio. Su media de puntos por partido es de 19, y 11 de rebotes. Ahora viene al Madrid, donde espera estar uno o dos años. Piensa que en los Estados Unidos todo el mundo conoce al Real Madrid y que esto le va a permitir destacar como un gran jugador.

Estudió finanzas en la universidad de Virginia; en los veranos, cuando acaba la temporada de baloncesto, trabaja en un banco. No quiere decir cuanto le paga el Madrid por el fichaje, pero asegura que en Trieste ganaba más dinero.

Sin embargo, para él, hay una ventaja de venir a España: "En Trieste sólo se jugaban partidos nacionales. Se me quedaba como pequeño. Con el Madrid tendré posibilidad de jugar frente a equipos europeos y posibilidad de viajar".

Al norteamericano le extrañó que por más que pulsaba las teclas del televisor del hotel siempre salía la misma imagen. "No importa que sólo haya dos canales", dijo, "prefiero leer novelas de Agatha Christie".