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"No se pueden manipular estas máquinas", aseguran los fabricantes

"Lamentamos mucho lo que le ha ocurrido a ese señor, pero su caso es semejante al de aquel que se gasta un millón de pesetas en la ruleta de un casino sin obtener ningún premio. Ha tenido mala fortuna y nada más. Esa es, precisamente, la gracia o la desgracia de los juegos de azar", afirma un portavoz oficial de la empresa barcelonesa que fabricó la máquina recreativa denunciada por Fernando Hernández. "El error de ese señor y de gran parte del público", prosigue la misma fuente, "es pensar que estos aparatos están programados para dar premios máximos cada cierto número de jugadas, y no es así. La máquina puede estar mucho tiempo sin dar un premio y, de repente, otorgar dos, tres o cuatro en un corto número de jugadas. Su funcionamiento es aleatorio".Según la empresa fabricante, la ley obliga a estas máquinas a devolver a los jugadores, como mínimo, el 65% del total de la recaudación, pero no establece que los premios tienen que aparecer periódicamente. "Nuestras máquinas, debidamente homologadas y aprobadas por la Administración, son imposibles de trucar. En primer lugar, porque están preparadas para ponerse fuera de servicio, de modo automático, al detectar el menor fallo. En segundo lugar, porque las personas que las explotan comercialmente no pueden manipularlas, a no ser que conozcan sus códigos de funcionamiento, que son secreto profesional de las empresas fabricantes".

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El premio máximo que otorgan las pequeñas máquinas electrónicas de frutas fabricadas por la empresa barcelonesa, una de las más poderosas del sector español de juegos recreativos, es de 500 pesetas, y aparece con la combinación en pantalla de cuatro manzanas.

Por su parte, fuentes de la Brigada del Juego de la Policía Judicial han confirmado que la legislación vigente sobre máquinas recreativas no establece que los premios tengan que aparecer periódicamente. "La ley sólo obliga a que estos aparatos devuelvan un determinado tanto por ciento de su recaudación, pero el modo de devolución es puramente aleatorio. Ese porcentaje oscila entre el 65%, mínimo establecido por la ley, y el 80% usado por la mayoría de los fabricantes", afirman las mismas fuentes.

Todas las máquinas, según la información policial, disponen de dos contadores, cuya manipulación es muy fácil de detectar. Uno de ellos registra el número. de monedas introducidas, y el otro, el de monedas devueltas. La policía asegura que el número de manipulaciones, en relación al de aparatos en funcionamiento, es muy pequeño, y estima que en el caso del cartero de Usera sólo hubo mala suerte.

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