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Aparece un libro que narra las trampas del tenis profesional

Alex Martínez Roig

ENVIADO ESPECIALEl tenis profesional no está limpio. Las garantías ilegales -dinero que se paga simplemente por participar en un torneo-, los acuerdos previos en partidos de exhibición, el trato favorable a la elite y la utilización de drogas, son temas de los que todo el mundo habla, pero que nunca han sido denunciados públicamente. El primero en hacerlo ha sido Michael Mewshaw, un periodista norteamericano que, tras seguir el circuito tenistico durante seis meses, ha publicado un libro titulado Short circuit (Circuito pequeño), que acaba de ser presentado en el torneo de Wimbledon.

Mewshaw denuncia casos espectaculares, lo que le costó, por ejemplo, un intento de agresión del director del torneo Open de Italia. Mewshaw logró que un árbitro le hablase de la trastienda del tenis, a cambio de que no revelase su nombre. Mewshaw le preguntó si era cierto que algunos tenistas acuerdan dividir el primer y segundo premio de la final antes de jugarla. El anónimo árbitro no sólo confirmó este hecho, sino que agregó que existen acuerdos, sobre todo en las exhibiciones, en torno al tanteo de los sets. "Los promotores quieren partidos largos, más espectáculo. Y si hay televisión, les piden a los jugadores que lleguen a un acuerdo sobre los dos primeros seis y jueguen el tercero honestamente".

La utilización de drogas es otro de los temas tratados en el libro y ha levantado fuerte polémica entre los jugadores. Mewshaw recoge las declaraciones de Noah a una revista francesa en las que reconoce que muchos jugadores utilizan drogas. El autor del libro insinúa también que algunos jugadores esnifan cocaína de sus muñequeras durante los partidos. El tenis profesional está viviendo un momento de autocrítica que podría desembocar en un cambio de sus estructuras.

Los árbitros tampoco pueden ejercer su autoridad sobre los jugadores indisciplinados. La elite aparece protegida por los propios promotores que saben que si McEnroe o Connors, por ejemplo, son descalificados, su torneo va a perder muchos millones. En Wimbledon se han vivido ya dos casos desgraciadamente normales. McEnroe sufrió una penalización por decirle al juez de silla que "usted no es competente. No sabe cuál es el resultado de 2+2". La decisión del juez de silla fue rescindida. El martes, otro jugador, Fritz Buenhing, puso objeciones al juez de silla designado, que fue cambiado inmediatamente.

Mientras todas estas cosas suceden, sobre todo en las exhibiciones porque los tres torneos grandes están a salvo, la Federación Internacional y el Consejo Profesional parecén decididos a iniciar una guerra que sanee el tenis. Las últimas sanciones a Noah, Clerc, Vilas y McEnroe así lo demuestra.

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Sobre la firma

Alex Martínez Roig
Es de Barcelona, donde comenzó en el periodismo en 'El Periódico' y en Radio Barcelona. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Deportes, creador de Tentaciones, subdirector de EPS y profesor de la Escuela. Ha dirigido los contenidos de Canal + y Movistar +. Es presidente no ejecutivo de Morena Films y asesora a Penguin Random House.

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